¿O juez o político? Ambas cosas no pueden ser al mismo tiempo, ni tampoco después. O al menos hasta pasado un tiempo prudencial de años y años, desde que se deja la política para volver a ser juez. Si no, que se lo pregunten a Marlaska. O mejor, a los ciudadanos que acabamos de presenciar atónitos cómo un prestigioso juez se ha convertido en un político de pura raza. Los parámetros (no me atrevo a decir los valores) por los que se mueven unas y otras profesiones son tan distantes como el blanco y el negro. Yo lo pude comprobar en mi propia mente cuando en una tentativa de político, pronto comprendí que ni yo interesaba a la política ni ésta me interesaba a mí. Desde que me dijeron esta frase: «Joaquín, es que esto funciona así», lo entendí perfectamente.

Y eso es lo que no vio Marlaska, o si lo hizo, la vanidad le ha podido. El ejemplo de su presidente, para hacer justo lo contrario que había negado que haría en su vida, o la posición de Ábalos, con sus versiones de su paso por Barajas, han debido inspirarle. La prueba la tienen en que otra política-exjueza (prefiero utilizar el femenino o el masculino para agrupar ambos géneros, pues es machista, según el concepto que algunos tienen del machismo, utilizar ambos, pero siendo siempre primero el masculino), como Margarita Robles, no ha sido capaz de dar la cara por él, porque no tiene defensa posible.

Cuando un juez se dirige a un guardia civil, policía o bombero, automáticamente se convierte en policía judicial y deben respeto y cumplimiento a las órdenes emanadas de la autoridad judicial. Creo que eso lo sabe el ahora ministro del Interior muy bien. No es de recibo que si un delegado del Gobierno o cualquier otra autoridad política da una orden contradictoria desobedezcan al juez. Lo que ha sucedido es que, pensando que el poder político puede hacer lo que le parece bien, pues ellos y solo ellos son los que mandan, no concibieron que un guardia civil, oriundo de Yecla, le haga ver la realidad negando la desobediencia a una jueza para chivarle al político lo que se está investigando. Pero, oiga, que soy yo quien le nombra, coronel, y por tanto a mí se me debe obedecer y comunicar todo lo que yo le pida. Pero hete aquí que encontró, nada más y nada menos a un guardia civil que no entiende de política y sí de respeto a las leyes y al Estado de Derecho, con su división de poderes a la cabeza. Y le denegó la información ordenada, pues solo se debía a la autoridad judicial.

Y como si nunca hubiese sido juez, lo destituye y, además, niega haber solicitado el informe a los investigadores, por activa, pasiva y perifrástica (esto es, en prensa, Congreso y Senado). Posteriormente, aparece una nota interna de su ministerio (directora general) que dice lo contrario. Con lo cual el ministro cambia la versión y dice más o menos que era el interés nacional lol que le obligaba a pedir información.

Tampoco coló y una tercera versión salió de su ministerio. Nuevamente olvidó que había sido juez y que mentir no es lo suyo. Partidos políticos, y, lo que es más significativo, asociaciones judiciales le piden la dimisión. Pero como tiene el ejemplo de otras autoridades que lo han hecho y no ha pasado nada, para qué va a dimitir. Pase lo que pase, desde luego no debe volver a ejercer como juez, al menos durante muchos años, como todos aquellos que se hayan pasado a la política.

Al igual que no se puede ser juez y parte, tampoco se debe ser juez y político. Simplemente es una cuestión de Derecho Natural.