El Sr Corregidor dijo como ha llegado a entender que Dn Manuel Osorio, Capitán de Caballos que se halla de tránsito en esta Ciudad, vende un esclavo negro atezado de muy buena habilidad para tocar el clarín, y lo da en 42 Doblones de a 2 Escudos. Y en atención a que esta Ciudad, para su decencia y autoridad mantiene un trompeta con el salario de 4 Rls al día, le parece muy conveniente la compra de este esclavo, pues con el salario de dos años se saca el valor principal de su venta, y después tiene la Ciudad el alivio de no pagar ninguno, encargándose los Señores Corregidores de mantenerlo en su casa para la mayor decencia y seguridad del esclavo.

Una de las primeras sorpresas que se llevó el Itinerante al comenzar a escarbar en los papeles murcianos del siglo XVIII fue la constatación de la presencia de africanos, árabes y subsaharianos, en la ciudad y en la actual Región. Es cierto que muchos estaban aquí por la antigua costumbre de comprar esclavos como servicio doméstico para evitar salarios a otras personas. En todo el País Murciano los había, aunque en condiciones nada comparables con los estereotipos que los relatos norteamericanos nos han ofrecido. La convivencia era pacífica y tolerada, incluso, de forma discreta, en los ritos religiosos. Entre 1712 y 1735, cuando murió, en la Ciudad de Murcia vivió un 'negro' que, según cuentan las crónicas tocaba la trompeta con mucha habilidad. Su condición de 'esclavo' no le impidió gozar de una gran popularidad.