Parece el epílogo de un culebrón venezolano sin final feliz para un matrimonio que ha estado destinado a no entenderse desde el mismo momento en que dijeron el sí quiero. Y podría abrirse la posibilidad de que uno de los cónyuges estableciera una nueva relación. En este caso con PSOE y con Podemos para construir un Gobierno local diferente en el ayuntamiento de Murcia. Sin embargo, no parece que ese nuevo emparejamiento pueda producirse o se haya puesto encima de la mesa pese a que los populares estén convencidos de que hay un pacto oculto con los de Ciudadanos.

La realidad aporta datos para entender por qué Cs ha tirado el carro por las piedras en su afán de construir un plan de reactivación social y económico con los grupos de la oposición de izquierdas, encaminado a mitigar los efectos del coronavirus en el municipio de Murcia. Los de Ciudadanos, con el primer teniente de alcalde y concejal de Fomento, Mario Gómez, a la cabeza se han prodigado en una especie de vendetta a la murciana provocada por el hartazgo de un primer año de mandato trufado de situaciones en las que consideran que el PP no ha estado a la altura.

Responsabilidades de Gobierno. El alcalde de Murcia, José Ballesta, que nunca responde a los requerimientos de Gómez ni a sus correos (los debe tener en spam), ha hecho valer su condición de autoridad municipal a lo largo de este primer año de mandato conjunto y ha quitado en distintas ocasiones las competencias a concejales de Ciudadanos o los ha dejado apartados en varios asuntos, lo que ha provocado una desunión que en nada beneficia a los ciudadanos. A esto se añade el ninguneo de los ediles de los de Arrimadas con un presupuesto asfixiado y con zancadillas a la hora de intentar gestionar los recursos municipales.

Propuestas de los grupos de trabajo. Una vez pasado lo peor de la pandemia, todos los concejales se unieron en dos grupos de trabajo (uno social y otro económico) para construir un plan de reactivación. A lo largo de esas sesiones, se comprobó que el consenso no era posible. El PP intentó negociar por su cuenta con los socialistas y podemitas sin resultado alguno y sin dar cuentas a sus socios de gobierno. Ante esa parálisis, los naranjas anunciaron en el pleno que iban a intentar llegar a acuerdos para realizar una sesión extraordinaria en la que se llevara un plan consensuado por la mayoría de los ediles, cosa que se ha producido con el acuerdo que ha indignado a Ballesta, quien ha tachado de irresponsables a los de Cs.

Gómez iba a coger más poder. La situación generada a raíz de este pacto entre una parte del Gobierno local y la oposición le ha venido muy bien al PP, que veía inevitablemente que el concejal de Fomento tomaría más poder de aquí en adelante. Y no por obra y gracia del alcalde, que quisiera ampliarle las competencias, sino por un nuevo informe de la Intervención General del Ayuntamiento. En ese documento, motivado por los nuevos decretos del Gobierno central, se afirma que todos los gastos deben pasar por Contratación, departamento en manos del portavoz naranja, que debe certificarlos para su pago. Este cambio en la tramitación municipal no ha gustado nada a la portavoz del PP, Rebeca Pérez, ni al concejal de Hacienda, Eduardo Martínez Oliva, con quien Gómez se ha reunido varias veces a lo largo de la semana pasada.

Y ante estos hechos, se llega al jueves 'fatídico' y 'crucial' en el que se escenifica la unión de Cs, PSOE y Podemos para ese plan de

reactivación. Un pacto que al PP le viene de perlas para presentarse ante los ciudadanos como la víctima de una conjura encaminada a derrocar el gobierno local y toma la decisión de desconvocar la junta de gobierno del viernes. Una coartada que oculta que en un punto del orden del día hay tomate del bueno con una empresa externa, a la que los populares tienen mucho cariño, y los proyectos de urbanización que Murcia Alta Velocidad ha encomendado al Ayuntamiento a cuenta de las obras de soterramiento.

Por lo tanto, se iba a producir una nueva fricción entre el PP y los naranjas que Ballesta ha evitado con la cancelación tras el pacto presentado el jueves. Y ahora, qué. No pasará nada porque pese a estos menosprecios de unos y deslealtades de otros, los populares no pueden gobernar sin los votos de Cs y los de Cs no se quieren mover de la foto por si quedan expulsados del partido. Y también porque ambos grupos consideran que están cumpliendo el pacto de gobernabilidad suscrito en junio del año pasado.

Además, ya hay precedentes de que no es la primera vez que sobre la cabeza del alcalde planea la moción de censura. En el anterior mandato, se elaboraron hasta tres, que Mario Gómez finalmente no firmó con el consiguiente cabreo de la oposición, integrada en esos momentos por PSOE, Ahora Murcia y Cambiemos. Preparen las palomitas, el público seguirá asistiendo a nuevos capítulos del culebrón de estos dos gobiernos de la Glorieta. Y mientras, los críos de familias vulnerables sin tener todas sus dietas de comedor pagadas.

Por nadie pase.