Que el mundo y la sociedad actual están podridos no debe sorprendernos a estas alturas. Palabras como fascismo o racismo han vuelto con fuerza a nuestras vidas y ojalá no sea para quedarse. En qué momento cambiamos palabras como respeto o tolerancia por violencia y odio. Esto último agitado en una coctelera da como resultado la muerte de George Floyd en EE UU, donde ser negro en pleno siglo XXI es un problema. Y lo peor es que nunca ha dejado de ser un problema.

Nunca he entendido la diferencia por raza o sexo, nunca, pero la discriminación, por desgracia, sigue existiendo. ¿Cómo es posible que por ser negro acabes asfixiado en el suelo? Lo ocurrido en Minesota y la muerte de Floyd me hacía recordar esta semana una película de 2004, Crash, de Paul Haggins, Oscar a la mejor de aquel año, que retrata a la sociedad americana, llena de prejuicios raciales y abuso policial en Los Ángeles. Si no la han visto, les invito a que lo hagan, pues expresa que la sociedad no ha evolucionado nada pasados dieciséis años. Ser negro sigue generando rechazo y te puede costar la vida, o sufrir abuso sexual por parte de un policía; no les hago más spolier.

Desde aquí mi condena al asesinato de todas las personas como George Floyd, que han sido asesinadas por ser de color, Black Lives Matter.

Puede que piensen que soy exagerada y catastrofista; no me gusta generalizar, y no toda la sociedad está podrida o huele a naftalina, belicismo y mantras del pasado. Durante este tiempo tan duro que nos ha tocado vivir he descubierto que somos muchos los que hablamos desde el sentido común y el respeto, aunque es innegable el caldo de cultivo a nivel mundial que los extremos políticos están inoculando en la sociedad. Está calando y, qué quieren que les diga, a mí me aterra. Un amigo siempre me recuerda que nuestros políticos son el reflejo de la sociedad a la que representan y creo que esto no nos deja en buen lugar.

Durante este periodo de silencio y pandemia hemos de reflexionar como sociedad; para empezar, todos deberíamos ser antifascistas. Todos. Todos deberíamos defender la libertad, ser tolerantes y no discriminar a nadie por su raza o sexo. Sin condiciones. Todos deberíamos respetarnos y saber dialogar sin insultos, ni descalificaciones, todos deberíamos dar ejemplo a las generaciones que vienen. ¿Qué les estamos enseñando? Enfrentamiento, radicalismo, qué horror.

Lo peor de todo es que en este momento siento todo lo que rechazo: ira y rabia por lo sucedido en miles de residencias de mayores de este país, y Madrid es solo un ejemplo del horror de muchas otras provincias. No puedo dejar de pensar que mi madre es dependiente al cien por cien, tiene neumonía crónica y según el criterio de exclusión del protocolo para residencias de la Comunidad, si mamá viviera en Madrid no habría tenido la posibilidad de ser atendida, la habrían dejado morir y ¿saben? esto me produce dolor, rabia y saca lo peor de mí.

La chapuza, la política de una inepta, los borradores, las 'meras recomendaciones', la falta de comunicación y de gestión han provocado la muerte más indigna que me puedo imaginar. ¿De verdad siguen pensando que no debemos reflexionar?

¿Pero qué clase de crueldad macabra es llevar a cabo un criterio de exclusión dentro del protocolo de atención a las residencias durante los días más horribles de la pandemia? Los mayores con grado 3 de dependencia o personas con discapacidad grave a pesar de su buena calidad de vida, fueron excluidos de recibir atención médica. Pero qué burrada es esta, y perdonen porque quizás es un asunto que me toca mucho y me parte el alma por todas las familias que han perdido a sus seres queridos. Dónde les llevaría su mente esos días, sabiendo que estaban solos, enfermos, aislados y desatendidos. ¿Entienden mi rabia? ¿Quiénes son los políticos para determinar las personas que tienen opciones de vivir y las que no? Al principio de esta pesadilla escribí que ya habría tiempo para debates, señalar culpables y abrir comisiones de investigación. Ahora toca analizar las causas por las que hemos fallado tanto. Me río de la campaña del gobierno #SalimosMasFuertes; vamos, no me jodas, Pedro.

Pero no todo está perdido. El lunes leía que Suecia se someterá a una auditoría interna para valorar su estrategia ante el Covid-19 por la cantidad de fallecidos en residencias de ancianos. Políticos sometiéndose de manera voluntaria a una auditoría de gestión: ¿me he dado un golpe y he despertado en el paraíso de la decencia política? Aquí somos más de ir a golpe de tribunales por chapuceros. La gestión de Díaz Ayuso durante esta crisis sanitaria ha sido nefasta y con unas consecuencias irreparables para muchas familias, y no vayan a pensar que estoy culpando directamente de la muerte de estos ancianos a un cargo público, pero sí denuncio la irresponsabilidad de su gestión.

Espero que los Gobiernos regionales entiendan que las competencias en Sanidad son suyas y asuman sus fallos: la escasez de recursos, los recortes a los que se ha llevado a la Sanidad pública, han dado lugar a tener que seguir estos criterios de exclusión en las residencias ante la saturación de los hospitales. Dejar morir por culpa de los recortes es lamentable.

Pero a pesar de los recortes nuestros sanitarios han estado más que a la altura y como reconocimiento merecidísimo esta semana les han otorgado el premio Princesa de Asturias a la Concordia y desde aquí me levanto para aplaudirles muy fuerte por ello. Los premios de prestigio están muy bien, pero con premios no se come ni se consigue una mejora en el salario de los que hemos llamado héroes. Necesitamos cuidarlos y dignificarlos con seguridad laboral y salarios dignos, ¿no creen?

Si les soy sincera, soy pesimista y creo que vamos a seguir alimentando el ruido y las banderas, maltratando lo más valioso que tenemos, nuestra Sanidad, y no vamos a dejar espacio al aprendizaje y la superación ante las dificultades. Hemos pasado tres meses encerrados y ahora toca coger la maraca, disfrutar y olvidarse de todo el horror vivido. Yo sigo a mi ritmo, y ya puedo decir que es oficial: los miércoles quedo con amigos y me pongo piripi como una universitaria.

No quería despedirme esta semana sin preguntarles si conocen al guionista de este 2020: la peor pandemia vivida en los últimos tiempos, monos que se escapan de un laboratorio, la reaparición de Anonymous, la posibilidad de invasión extraterrestre según el área 51, Girauta diciendo «me vais a comer la polla por tiempos» en twitter. Si lo conocen, díganle que pare. Cuídense.