Desde ayer los juzgados y tribunales de nuestra Región se han reactivado. O lo que es igual, todas las citaciones para las actuaciones programadas se atienden con normalidad. Ello va a suponer algo tan novedoso como es la existencia de turnos de mañana y tarde y la movilidad de funcionarios de acuerdo con las necesidades de los órganos judiciales. Eso sí, siempre dentro del mismo municipio y dentro de la misma jurisdicción. Algo inusual e inimaginable hace tan solo tres meses. Es una de las secuelas o consecuencias de un parón mundial de la vida cotidiana, experimentada por un virus, que aún no se sabe de dónde viene, a dónde va y lo que es peor, cómo se aniquila definitivamente. Una vez más los videntes han hecho su papel: el ridículo más absoluto. Y pensar que todavía hay gente que se gasta dinero en que se averigüe su futuro.

Lo cierto es que todo no va a volver a ser lo mismo en nuestras vidas. Y en materia judicial tampoco. Por eso, una de las claves de nuestras actuaciones, que es la publicidad, se potenciará aún más, para acabar con el oscurantismo y el silencio sepulcral para explicar lo que se hace y por qué se hace, que probablemente en otra época, se equiparaba erróneamente a la prudencia. Y ya ha quedado demostrado que ambas son compatibles. Uno de esos pasos a nivel nacional fue, hace poco, conceder una compatibilidad a los jueces que lo deseen para que se expresen en los medios de comunicación, con sentido de la prudencia, y nunca exponiendo casos propios o 'sub iudice' que puedan afectar a un asunto concreto. Y el paso último ha sido la institucionalización de la publicidad de las actuaciones judiciales, una vez reiniciada la actividad en los juzgados, de forma presencial.

Como consecuencia de la reducción del aforo en las salas de vistas, para mantener la distancia mínima de dos metros los medios de comunicación van a gozar de un derecho preferente, reservándoles hasta el 50 % del aforo si el número de cabida es de diez o menos personas, reduciéndose el porcentaje en proporción a la cabida. La finalidad es dar respuesta al principio constitucional de publicidad de las actuaciones judiciales. Y tan pormenorizada es la instrucción del Consejo General del Poder Judicial en esta materia que ha previsto hasta la forma de actuar de las cámaras de televisión y los fotógrafos (uno, como mucho, por cada medio informativo). La toma de imágenes por parte de los medios de comunicación se realizará siempre en régimen de 'pool' (sic). Claro que todo tiene sus límites, también constitucionales, como son el respeto a las víctimas, sobre todo en aquellos delitos que sean de índole sexual o estén implicados menores o discapacitados. El juez o tribunal podrá privar la publicidad a través de un auto judicial motivado.

Así que esperemos que se note pronto en nuestra Región la reactivación judicial presencial, porque la telemática (a la que, por cierto, también tienen acceso los medios de comunicación) ha existido durante todo este tiempo de pandemia generalizada. Las dos deberán convivir para dar celeridad a la atrasada Justicia española.

Y que todos lo veamos, con la potenciación de la publicidad que siempre ha existido y que nunca debe faltar, para bien de la trasparencia y claridad en la Administración pública en general, no solo la judicial, sino también la política y la económica.