Hoy, Día Mundial del Medio Ambiente, evalúo el estado del mismo en nuestra región y concluyo que esos dos conceptos: Medio Ambiente y Región de Murcia son antagónicos, se repelen como el agua y el aceite.

Tras cinco años de trabajo intenso dentro del ayuntamiento de Cartagena, como concejala de la oposición en un grupo recién llegado a la política, puedo asegurar sin riesgo a equivocarme que el Medio Ambiente en mi municipio y en la Región de Murcia ha sido durante décadas más que una asignatura pendiente, el gran olvidado en favor de modelos económicos cortoplacistas y depredadores, primando ante todo el beneficio económico sobre la conservación del entorno natural.

Minería extractiva, industria altamente contaminante, urbanismo salvaje, agricultura intensiva, turismo desregulado, entre otras actividades económicas destructivas, han sido el pan nuestro de cada día en Cartagena y en esta Región, lo que ha producido en muy poco tiempo el declive de nuestro medio ambiente. En menos de cincuenta años nos hemos cargado toda la riqueza natural acumulada desde el principio de los tiempos en un rincón único de nuestro país, marcado por una climatología especial, con un Mediterráneo al que también hemos maltratado y que no nos merecemos tener.

El resultado de toda esta avaricia, practicada solo por unos pocos que se han llenado los bolsillos y permitida por los de siempre, ha dado como resultado la terrible ignominia de un Mar Menor muerto, un paisaje modificado, una Sierra Minera que llora metales pesados, suelos radioactivos, acuíferos en peligro, emisiones industriales sin control que contaminan nuestro aire, montañas y ramblas convertidas en auténticos vertederos, utilización de herbicidas en entornos poblados, amianto esparcido por los campos y en los tejados de los colegios, coches y más coches y humo y más humo.

La palabra 'sostenibilidad' no existe en los pasillos y dentro de los despachos de los que dirigen el estado del medio ambiente en la Región de Murcia, nombrarla les produce urticaria y grandes dolores de cabeza, porque esa palabra evidencia su inacción, su silencio y su complicidad con la destrucción de lo que nos da vida: la naturaleza.

Y como guinda del pastel, cuando ya no se puede destrozar más lo destrozado, este Gobierno regional, con el pretexto de los efectos económicos de la pandemia del coronavirus, aprueba sin inmutarse unos decretos-ley con medidas de 'relajación' de controles y trámites burocráticos que darán lugar a más ladrillo y más contaminación sobre nuestro ecosistema, ya de por sí en el límite de sus fuerzas.

Pero lo que rebasa el colmo del cinismo son los golpes de pecho del Ejecutivo murciano al declarar oficialmente en la Región el estado de emergencia climática y ambiental, cuando realmente hemos llegado a este estado de emergencia debido justamente a sus políticas depredadoras y complacientes con los que han destruido nuestro medio ambiente. Reconocen el calentamiento global, pero no asumen su responsabilidad en la muerte del Mar Menor o en el deterioro de la salud de la población ante las emisiones contaminantes continuas de los polos industriales o del tráfico rodado en todo el territorio regional.

Está claro que la lucha contra el cambio climático o la mejora de nuestro medio ambiente no vendrá de la mano de las instituciones murcianas, solo tenemos una salida a esta muerte segura de nuestro entorno natural y es la presión ejercida por la sociedad civil. La gente, cada vez más concienciada con preservar la calidad de vida y la salud, se está organizando. A los grupos ecologistas tradicionales, ANSE y Ecologistas en Acción, los que se han dejado la piel para luchar contra los depredadores de nuestro entorno, se les han unido colectivos de vecinos y expertos concienciados como Pacto por el Mar Menor, APENA, ADELA, PROCABO, Vía Libre, ARBA o CreeCT. También los jóvenes de Friday For Future (FFF) hartos de que se les prive de su futuro, Madres por el Clima peleando por la salud de sus hijos e hijas, los Yayoflautas preocupados por el mundo que les dejan a sus nietos y un sinfín de colectivos conservacionistas, proteccionistas, preocupados por la salud y defensores a ultranza de nuestro ecosistema, convencidos de que sin él el futuro de la Región de Murcia es muy incierto.

Solo tenemos un planeta, concienciarnos de ello es prioritario para poder sobrevivir. Solo tenemos un mundo, nuestra tarea para poder sobrevivir es prioritaria. La situación crítica en la que estamos debe ser vista como una oportunidad para iniciar un nuevo camino, un camino que combine desarrollo económico, empleo y progreso con calidad de vida, respeto del medio ambiente y salud ciudadana.