El desamor puede llegar a ser un sentimiento tan poderoso como el amor. Lo que en un principio pudiera ser fuego y pasión puede convertirse en reproches y en odio, macerados por la incomprensión y la falta de empatía. Cuando se cumple un año de las elecciones municipales que supusieron la entrada en el Gobierno local de La Glorieta del grupo Ciudadanos, atrás quedan las bonitas palabras que los líderes que conforman ese equipo se dirigieron en la toma de posesión.

Su 'amor' se ha tornado en desamor y su relación hace aguas como lo hacía la historia de pareja que contaba el grupo Pimpinela que, paradójicamente estaba compuesto por dos hermanos, en su canción Olvídame y pega la vuelta allá por los años 80. El alcalde de Murcia, José Ballesta, hizo alusión en su toma de posesión de 2019 a la necesidad de alcanzar acuerdos y de escuchar al resto de la corporación mientras que el portavoz de Cs y concejal de Fomento, Mario Gómez, tendía la mano a ese diálogo y a esos acuerdos para fortalecer la gestión municipal.

La relación entre los dos grupos políticos a lo largo de este primer año ha sido difícil y bronca, interpretando la formación naranja el papel de víctima en un binomio en el que los populares deberían mostrarse abiertos a todo lo que digan los de Cs, ya que necesitan sus apoyos para seguir ostentando el Gobierno local. Sin embargo, la apariencia es que las tornas están cambiadas y el rehén de esa relación no es el PP, que en cada junta de gobierno hace gala de su fortaleza. Los frecuentes encontronazos no parecen haber desgastado lo más mínimo a los populares que, aun en la pandemia, han estado en el punto de mira por la mala gestión realizada en algunos aspectos como los Servicios Sociales y, en concreto, por las becas de comedor de casi 3.000 niños a los que aún en este momento no se les ha abonado las dietas al completo.

Esa falta de desgaste hace que sigan por el mismo camino por el que han transitado siempre pese a que una de las premisas de los naranjas era enderezar ese modo de hacer política y de gestionar los recursos públicos. Y en ese pulso ha habido muchos escritos enviados sin contestación por parte de Cs y muchos toques de atención a concejales y al alcalde, sin que se haya enmendado en nada ni en parte el modus operandi del PP.

Una prueba de ello se puso de manifiesto en la junta de gobierno del pasado viernes, en la que volvió a crisparse de nuevo el ambiente a cuenta de Urbamusa, la urbanizadora municipal que tiene en el punto de mira Mario Gómez, que quiere enmendar la forma de trabajar que tiene el ayuntamiento de Murcia con respecto a esa firma pública. El gobierno encarnado por Ballesta quiere seguir dándole, como hasta ahora, proyectos a esta urbanizadora, mientras que los naranjas siguen pensando que es una forma de externalizar las iniciativas públicas, descapitalizar la Administración local y escapar al control estricto que debe requerir cualquier actuación que conlleve dinero público.

De hecho, esos encargos no pasan por el tamiz de los informes de la oficina técnica que comanda Gómez, al que intentan reducirle la plantilla para asfixiar un servicio que es básico en cualquier Administración que quiera gestionar lo público de manera profesional y eficiente. Los de Ciudadanos no se han cortado ni un pelo y, en esta ocasión, como en otras anteriores, han votado en contra de las propuestas del PP en el seno de la junta de gobierno, en la que los dos bandos están claramente diferenciados.

Otra muestra de ese gobierno 'bipolar'. La intención de los naranjas de que el polémico contrato de la ORA a Urbamusa pase por pleno a pesar de que esta empresa lleva meses con su gestión, algo a lo que los populares dan la callada por respuesta tensando un poco más la cuerda. Un asunto bastante feo que fue uno de los primeros que provocó que el desamor se empezara a abrir paso en este primer año de matrimonio.

Los siguientes meses y el próximo año serán cruciales para esta pareja Pimpinela. Siempre pueden acudir a un terapeuta e intentar que vuelva el amor.

Por nadie pase.

Las juntas ya pueden comprar mascarillas. Podían adquirir cohetes, pero no mascarillas y otros elementos necesarios para garantizar la salubridad en esta pandemia. El Gobierno local parece que ha reflexionado y en la última reunión que tuvo lugar entre los alcaldes pedáneos y Ballesta de manera telemática se puso encima de la mesa este asunto. El Ayuntamiento permitirá a las juntas hacer esos gastos y se plantea realizar una central de compras e imputar el gasto a cada pedanía. Lo de la central de compras ya lo propuso Cs hace más de un año.