Mi mujer no está en Facebook y traté de explicarle cómo funciona mediante una comparación. Imagínate, le dije, que estás en una fiesta donde hay mucha gente y vas paseándote con un cubata en la mano. A algunos los conoces; a otros, no. Te paras en un grupo, alguien dice algo, los demás replican, tú deslizas algún comentario. Das un sorbo a tu cubata y te vas a otro corro. Vuelves a apostillar algo que ha dicho quien parece el centro de ese nuevo grupo. Luego te vas a otra esquina, sueltas cualquier ocurrencia (que crees muestra de tu gran agudeza) y esperas a que otros invitados se congreguen en torno a ti para aplaudirte. Puede que tengas éxito, pero al final acabas aburriéndote de ese juego, apuras tu vaso y te marchas chupeteando un cubito de hielo por alguna puerta trasera.