"Porque fueron, somos". No sé qué tiene esta frase que tanto me mueve por dentro, tal vez sea por el respeto al pasado que muestra, por poner en valor a quienes lucharon antes que nosotros y allanaron nuestro camino, o tal vez sea porque nos dice que no estamos solos en ninguna lucha, que tenemos la fuerza del pasado detrás de nosotros, empujando para permitirnos avanzar.

Una de esas personas que luchó para que hoy podamos seguir luchando fue Julio Anguita, 'el califa rojo', quien siempre se mantuvo fiel a su compromiso con la causa obrera y la defendió allá donde fue, quien predicó con el ejemplo hasta el fin de sus días. El político que la izquierda necesitaba y pudo disfrutar en sus filas.

Si buscan en internet su nombre lo primero que les sale bajo el mismo no es 'político'; es 'maestro', y es que eso fue Julio Anguita ante todo, un maestro, que enseñó a todo un pueblo, que educó y guió a todo el que hizo suya la lucha que tanto defendía. Siempre fue maestro, al retirarse de la vida política pudo dedicarse a cualquier otra cosa pero decidió volver a enseñar.

Julio Anguita nos deja grandes recuerdos y frases para la memoria de España, como: «Malditas sean las guerras, y canallas quienes las hacen», cita que entonó tras la muerte de su hijo como corresponsal de guerra. Seguro que no hay nada más doloroso que la muerte de un hijo, y aunque, seguro también, que jamás pudo superar la pérdida del suyo, pudo hacerle frente con un pensamiento que hasta el día de su muerte le ha acompañado: «Tenemos la obligación de vivir».

En este artículo podría haber hablado de todos los hitos de su vida, pero hoy no se va un personaje, hoy se va una persona. Estimado Julio, que la tierra te sea leve. Porque fuiste, somos.