Cuando pierda todas las partidas / Cuando se me cierren las salidas /Cuando cueste mantenerme en pie. Entonces, erguido y como un junco, / resistiré y resistiré / para seguir viviendo. /Y jamás me rendiré

Dúo Dinámico

En crisis, el ser humano desahoga sus frustraciones y temores con la música. En esta Covid19, y surgido en Cartagena, el tema Resistiré (basado en la frase de Cela «el que resiste gana») se ha convertido en fenómeno social como himno de resiliencia que ansiamos dejar de cantar. Sin embargo, todavía es la base anímica de nuestro lado positivo.

De esta pandemia nacerán beneficios covilaterales porque así ha sido a lo largo de la historia. Crisis viene del griego y significa 'cambio brusco' para bien o para mal, así que puede anunciar cambios favorables y el fin de dificultades. Pero es necesario elegir con criterio, del griego criticus, 'el que decide'.

Crisis? What crisis? (Pink Floyd). Hay distintos tipos (política, industrial, etc.) y casi todas conllevan la económica. En cuanto a pandemias, otras más traumáticas sucedieron en los últimos cien años. La mal llamada 'gripe española' de 1918 causó entre cincuenta y cien millones de muertes, y la viruela, entre trescientos y quinientos millones. Últimamente se ha sufrido SARS, ébola, VIH, cólera, etc. Vivimos rodeados de virus, nos necesitan y practican su democracia vírica.

Pero centrémonos en lo positivo recordando ejemplos históricos. Con la peste negra llegó la ciudad moderna y una crisis nos trajo la Revolución Francesa. Tras la Gran Depresión del 29 y la Segunda Guerra Mundial el Estado adquirió mayor protagonismo y los países crearon las Naciones Unidas en busca de un orden social más justo y seguro. En Islandia, tras la crisis financiera, juzgaron a los banqueros, cambiaron la Constitución y empezaron a valorar más el tiempo libre y las relaciones personales. Y nuestra región, tras el terremoto de Lorca, es pionera en gestión de patrimonio destruido.

Es tiempo de coronashock, el coste de vidas humanas es muy alto, pero al igual que cada avión estrellado incrementa la seguridad aérea este virus desarrolla nuestra respuesta inmune mejorando la especie. Es lo que Nassim Taleb denomina antifragilidad, es decir «lo que no nos mata, nos hace más fuerte», y esta crisis provoca beneficios.

El más significativo, el medio ambiente, con bajadas entre 60%/80% de contaminación. El planeta se ha confinado y «en la prisión esperanza no se reciben visitas / Solo el canto de las aves, del mar que vuelve a la vida» (Manuel Carrasco). En la naturaleza, como dice Carlos del Amor, «la ausencia ha provocado presencias inesperadas» como focas en el Urumea, aguas cristalinas en Venecia o tortugas en playas aguileñas. Y mientras los sherpas del Everest están en Erte aprovechan para la limpiar sus sucias laderas.

En el plano personal se confirma lo consabido, anhelamos lo inmaterial, abrazos, familia y amigos. Y esto, ni está en YouTube ni te lo trae Amazon ni siquiera las videollamadas múltiples. Tanto necesitamos a las personas que estamos llamando a los ex.

Es tiempo de encierro doméstico, de defensa pasiva. El hashtag más famoso, con tema incluido es #QuédateEncasa, y así lo pide Camela con su «escúchame/ Compréndelo/ Quédate en casa por favor». La casa, refugio de tus miedos / y hogar de los tuyos, es El sitio de mi recreo (Antonio Vega) y ahora espacio multiusos de ocio. Se desempolvan ciclostatic y vuelven los juegos de mesa. Hacemos teletrabajo y de profes virtuales y pese a eso hay quien dice: «Perdido en mi habitación/Con todo al revés/Se pasan las horas sin saber qué hacer» (Mecano).

También hemos vuelto a destrezas perdidas como coser, cortar y tintarse el pelo y sobre todo hacer pan (Autosuficiencia /Parálisis Permanente). Tenemos el hogar más limpio y ordenado que nunca, pero lo deseamos más confortable, por lo que se pide a arquitectos, constructores y políticos un nuevo concepto de vivienda.

En nuestro hogar hemos colonizado terrazas y patios, pero sobre todo el balcón. ¡Ay, los balcones! Algunos los cerraron. Le hemos ganado por goleada al balconing británico usándolos para deporte y cultura, pero sobre todo son lugar de encuentro de nuestro objeto de deseo, el otro. Allí surgió el Resistiré y a ellos canta Bono «No puedo alcanzarte/ pero puedo hacer llover/Tú no puedes contactar/ pero puedes, tú puedes cantar/ por las azoteas».

La ciudad es ese lugar, común pero deshabitado, donde suenan las campanas de las parroquias y se escucha el canto de los pájaros. Es tan silenciosa como un pueblo pero este con su doble soledad, la que tenía y la impuesta. A esa ciudad fantasma dedican los Rolling Stones su nuevo tema Living in a ghost town. Pasaremos de ciudad distópica a ciudad repoblada, más espacio para el peatón y nuevos usos para mantenernos A un Par de Metros de Ti (Funambulista). Eso sí, ya sabemos hacer cola y que el perro es el mejor amigo hombre.

Como individuos redescubrimos que no somos autosuficientes. Todo lo contrario, somos un ser social que vive en comunidad, somos parte del pueblo y el People has the power (Patty Smith). Y aunque la vida ya no sea igual «siempre hay por quien vivir y a quien amar /Siempre hay por qué vivir por qué luchar» (Julio Iglesias). Una batalla que se gana valorando nuestro capital social porque la vacuna eres tú.

Pese el confinamiento estamos más conectados que nunca gracias al móvil, que lidera la transformación digital. Somos una sociedad más virtual en trabajo, sanidad, ocio y hasta en la muerte con las videollamadas solidarias de los sanitarios. Pero necesitamos el contacto físico, salir a las calles, y allí nos espera una moda democratizadora, la mascarilla. Común en Oriente, presagiada por Michael Jackson y ejemplarizante en Buda nos obligará a ver la belleza interior a través de la mirada.

«Somos todos buscando el remedio /Somos ellos curando el dolor /Somos la canción, tu respiración /La esperanza que brota del fondo de tu corazón / Y amor, Y amor, Y amor». Esta letra de Manuel Carrasco nos conduce al sistema de salud que ahora está más preparado para la próxima pandemia. La crisis nos recuerda que somos una cadena donde todos y todas son esenciales, desde los sanitarios hasta los oficios menos valorados (enterradores, limpiadoras, agricultores, etc.)

Y en tanto se pausan guerras y los políticos diseñan un nuevo orden mundial la cultura on line gratuita nos anima y entretiene; declarémosla, como en Alemania, bien de primera necesidad. El castellano se enriquece popularizando palabras e inventando neologismos.

Las próximas vacaciones haremos el checking desde casa, será el fin temporal de la masificación en playas y museos. Llegará un nuevo turismo, sostenible, menos frenético y más consciente. Visitaremos destinos más cercanos y menos populares, como los pueblos, donde recrearemos la canción de ELE: «Volverán esos momentos/ De las cosas cotidianas/Una cena con amigos/Un beso cada mañana/ De gastarlo en cosas simples».

En las crisis hay fases, en la última empiezas a mirar con optimismo. Actualmente estamos en la mal llamada desescalada, es el postconfinamiento pero no en el postcoronavirus. Siendo así, reinventémonos y aprendamos a convivirus Codo con Codo (Jorge Drexler).

La Covid19 «nos ha robado el mes de abril» (Joaquín Sabina) incluido el 20 de abril (Celtas Cortos) y las risas que nos hacíamos todos juntos. El antes será «un recuerdo más que pasajero /Será como empezar otra vez de cero» (Los Rodríguez) hacia la nueva normalidad que ojalá nos haga mejores.

Dicen Los Beatles, Ya viene el sol (Here come the sun), pero mientras, resistamos porque «hoy puede ser un gran día/duro con él» (Serrat). Esta crisis pasará y, por segunda vez, se hará realidad el deseo de la reina Isabel II de Inglaterra plasmado en la icónica canción de la segunda Guerra Mundial We'll meet again (Vera Lynn): «Nos volveremos a ver/no sé dónde/ no sé cuándo/ Pero sé que nos volveremos a ver /en algún día soleado».

Los chinos utilizan dos pinceladas para escribir la palabra crisis. Un carácter significa peligro y el otro oportunidad

John Fitzgerald Kennedy