Un maldito y asesino virus ha querido que la Región de Murcia tenga ante sí el mayor reto turístico que jamás imaginó. Esta región sigue estando a la cola en materia turística, jamás hemos tenido el más mínimo relato turístico, las políticas turísticas han ido de un lugar para otro como pollo sin cabeza, solo la voluntad y el conocimiento de algunos empresarios turísticos nos ha permitido posicionar algunos productos en el mercado internacional.

La Comunidad autónoma ha malgastado, y sigue haciéndolo, millones de euros en campañas basadas en las ocurrencias del mes, se han llevado a cabo proyectos sin contar con los agentes implicados, los Ayuntamientos apenas han jugado un papel residual y marginal en las políticas regionales; de hecho, a pesar del informe demoledor del Consejo Económico y Social, en contra de eliminar a las corporaciones locales como elementos dinamizadores de las políticas turísticas, el Gobierno regional de entonces acabó con un Consejo Asesor que, por lo menos, ponía voz a los Ayuntamientos.

Ahora ni eso, más aún, el desprecio con que se trata a los Ayuntamientos, humillándolos, no solo a sus respectivos regidores, sino a los ciudadanos, es vergonzoso. Valga como ejemplo tres actuaciones que deberían hacer sonrojar a los incompetentes dirigentes turísticos regionales.

Uno. En el año 2017, con motivo de la celebración del Año Jubilar en Caravaca de la Cruz, el Instituto de Turismo puso en marcha un plan de señalización turística desde Orihuela hasta la Ciudad de la Cruz. Los Ayuntamientos fueron informados cuando ya se había llevado a cabo todo el proceso, y se les invitó para que lo conocieran.

Dos. Tenemos unas infraestructuras triplicadas, con una dirección general incluso que no cuenta con trabajadores. Mientras las concejalías siguen intentando potenciar sus recursos con palos y cañas, la Administración regional sigue dotándose de altos cargos que no saben ni cuáles son sus funciones.

Tres. La pasada semana, el Gobierno regional aprobó un Decreto Ley que otorga a los Ayuntamientos competencias en medio ambiente; pues bien, las corporaciones locales se enteraron cuando dicho 'golpe de autoridad' fue aprobado en el Consejo de Gobierno.

Así se las gasta la Comunidad, así es como algunos entienden la colaboración y cooperación entre Administraciones públicas como marca la ley.

Pero ahora, las reglas del juego han cambiado totalmente. Al menos en los próximos dos o tres años, el sector turístico se enfrenta a su mayor reconversión, y lo mejor que nos podía pasar es que todos los destinos turísticos van a tener que poner su marcador a cero, lo que, por una vez, nos iguala.

A partir de ahora, el turismo de masas será sustituido por el turismo cultural y de calidad, para el que el Patrimonio Histórico jugará un papel fundamental y los productos que se ofrezcan tendrán que tener un componente clave en el respeto medioambiental. Para esto, la Región de Murcia cuenta con un producto altamente cualificado.

¿Cuántos de murcianos conocen maravillas como Bolvonegro (Moratalla), Ruta del Zarzalar (Nerpio - Albacete), Begastri (Cehegín), Fuente Caputa o Villaricos (Mula), La Almoloya (Pliego/Mula), Barranco del Infierno (Librilla), Embalse Algeciras (Alhama/Librilla), Cañón de Castril (Castril), Azeniche (Bullas), Cañaverosa o Cerro Negro (Calasparra), Cañón de Camarillas (Salmeron)?

El covid 19 nos debe servir para que los murcianos conozcamos mucho mejor nuestro patrimonio, pero eso no se hace hablando, sino invirtiendo. ¿Cuántos de ustedes han pisado La Serreta (Cieza), Abrigo El Pozo y la Cueva del Puerto (Calasparra), o han bajado a la Mina Agrupa Vicenta (La Unión), o han sido guiados por el Castillo de Lorca y sus entrañas, que parecen sacadas de un cuento?

El sector turístico tiene ante sí la gran oportunidad que jamás imaginó, pero si seguimos ninguneando a los Ayuntamientos, sobre todo aquellos cuyos ciudadanos no eligieron al mismo partido que ocupa San Esteban; si seguimos actuando con políticas localistas, y los hechos consumados siguen reinando en la consejería de Turismo, en el Instituto de Turismo o en la dirección general sin empleados, estaremos dejando pasar la oportunidad de nuestras vidas para que la Región se convierta en un destino 'libre de contagios' y lleno de oportunidades.