El pasado 4 de mayo, el ministro de Transportes y Movilidad, José Luis Ábalos, en rueda de prensa, tranquilizaba a la opinión pública de Murcia declarando que 'intentará' que las obras estratégicas cuya finalización es próxima se mantengan, no se paralicen, mencionando expresamente las de la llegada del AVE a Murcia. Pero estas manifestaciones del ministro Ábalos debemos enmarcarlas en otras de mayor ámbito que se vienen publicando desde semanas atrás, en las que reconocía que el Gobierno estudia «revisar los plazos de ejecución» de ciertos proyectos de obra pública sobre los que la crisis sanitaria derivada del Covid-19 está teniendo un gran impacto, con titulares tan gráficos como recientes (domingo, 5 abril): «Ábalos echa el freno a las grandes obras por el Covid-19».

Las manifestaciones de Ábalos referidas a Murcia llegan en un momento en el que la primera fase del soterramiento, con un túnel de más de un kilómetro desde Los Dolores al ámbito de la Estación, están en un muy avanzado estado de ejecución, y la segunda fase, la de la propia nueva estación de El Carmen, con un ritmo de trabajo que satisface a los vecinos del entorno, quienes están siendo testigos de que la soñada reivindicación del soterramiento de la vías y la eliminación del peligro de partición definitiva de la ciudad de Murcia por el ferrocarril están empezando ser realidad.

Testimonio que coincide justamente con la demolición de una obra que nunca debió haber sido proyectada, pero mucho menos ejecutada, como fue la construcción de los andenes en superficie para la llegada del AVE a la Estación de El Carmen, al margen y totalmente ajena al Proyecto de Soterramiento que los Gobiernos del PP (en España y en Murcia) llevaron a cabo en contra de la opinión de la ciudadanía cuya expresión más evidente se manifestó el 30 de septiembre de 2017 con más de 50.000 ciudadanos en la calle.

Andenes en superficie construidos con todo lujo de detalles y sistemas de comunicación y vigilancia, que han supuesto un dispendio de gasto público, en tanto en cuanto era una obra innecesaria e injustificable. Y de la que no sólo no se derivarán responsabilidades para los que han llevado a cabo tal despilfarro y dilapidación, sino que tal vez tengamos que soportar nuevas insidias, argucias y maquinaciones.

Dicho de otra forma, 'se irán de rositas' quienes han dilapidado el erario público y han expuesto a la ciudad de Murcia a una partición injustificable y casi tan segura como la de Valladolid, en circunstancias similares a las de Murcia. Como 'se han ido de rositas' quienes, abusando del poder que ostentaban, tuvieron a los vecinos de nuestros barrios sometidos a un auténtico asedio por defender sus derechos legítimos de manera pacífica aunque pertinaz, desacreditando incluso a las Fuerzas de Orden por su utilización inadecuada y desproporcionada. Y todo ello, cuando aún están pendientes de sentarse y defenderse ante la Justicia cuatro jóvenes de nuestros barrios por unos presuntos actos fruto de una provocación institucional en los días posteriores a la histórica manifestación de 30 septiembre 2017.

En esta ocasión ha sido el maldito Covid-19 el factor que ha hecho que se replanteara la culminación o no de la modernización del ferrocarril en Murcia, pero pudieron haber sido otros muchos motivos o pretextos. Agradecemos al ministro Ábalos, y al Gobierno de la nación que no paralice las obras ferroviarias en curso en Murcia, como en su día agradecimos el cambio de rumbo en el ministerio de Fomento que priorizó el soterramiento de las vías a cualquier otra obra ferroviaria, pero lo cierto es que la llegada soterrada del AVE a Murcia, el Proyecto de Soterramiento en definitiva, no se va a paralizar, porque hemos conseguido que haya llegado a un punto de no retorno que lo impide. Y esto ha sido posible gracias a los muchos años de lucha ciudadana, pacífica, no violenta, que los vecinos de nuestros barrios han llevado a cabo en defensa del interés general de nuestra ciudad y nuestra región.

Trataré de ser objetivo, a pesar de mi condición de portavoz de la Plataforma Pro-Soterramiento y de los vecinos que año tras año se han dejado la piel en defensa de nuestros barrios, condición que me honra y es un honor personal, pero que trataré de que no sobredimensione mi subjetividad.

El Proyecto de Soterramiento es ya un proyecto irreversible, pero se encuentra aún en sus primeras fases. La nueva estación está empezando a ser construida, pero aún falta mucho para que sea una realidad. Nuevas infraestructuras provisionales van a hacer aparición, tales como nuevos andenes en superficie, nuevas pasarelas peatonales, cerramientos, etc. que habrán de desaparecer cuando la obra concluya, pero la expectante vigilia ciudadana se mantendrá hasta que la obra termine, más allá de hitos más cercanos en el tiempo, como será la nueva Estación con sus andenes soterrados y sus nuevos servicios en superficie. Seguiremos defendiendo el Convenio de 2006, fundamento de todas las obras por hacer: la Estación intermodal que haga converger todo tipo de transportes terrestres, el soterramiento en Barriomar, que es el cuello de botella más problemático y conflictivo por la cercanía de las viviendas y, por fin, el soterramiento en Nonduermas, que unificará una pequeña localidad que está partida por el tren desde hace décadas.

Me permito recrear qué habría ocurrido si la lucha ciudadana hubiera cedido a las presiones y manipulaciones de quienes querían traer el AVE en superficie, dejando el soterramiento para más tarde, en las circunstancias actuales por motivo del maldito bicho que nos mantiene en estado de alerta o por cualquier otro imprevisto: la llegada del AVE en superficie se concluiría, pero el soterramiento nunca se llevaría a cabo, como les ocurrió a los vallisoletanos, que se dejaron engañar.

Que nadie lo dude. La lucha por el soterramiento, calificada de ejemplar por propios y extraños, de la que muchos nos sentimos orgullosos, se mantendrá gobierne quien gobierne, sin perder su condición original: pacífica y no violenta, independiente de grupos o intereses políticos, solidaria con otros colectivos ciudadanos, defensora del interés general.