La supervivencia es un instinto básico en el ser humano. Ser joven, un estado de ánimo que deambula a caballo entre distintas etapas de la vida. No se es joven solo por edad, se es joven dentro del proceso de aprender a vivir, a veces se es joven siempre y otras la juventud se acaba pronto. Es un proceso de construcción, una proyección de objetivos que vertebran las nuevas sociedades.

Tras veinticinco años de políticas sin un proyecto claro que defina lo que aspiramos a ser, añadiendo las consecuencias de las dos crisis económicas más graves de la historia reciente, ser joven y querer seguir viviendo en nuestra tierra se ha convertido en un imposible. Hemos padecido Gobiernos sin preocupación por atrapar el talento y sin intención de aprovechar las oportunidades y el conocimiento de una generación para mejorar nuestra Región.

Las políticas de Juventud son políticas específicas a la par que transversales. No haber planificado estratégica ni económicamente unas políticas de juventud que atacaran los bajos salarios, la falta de oportunidades, el acceso a la universidad para aquellas familias con menos recursos o asesorar la puesta en marcha de nuevos proyectos económicos provoca, de manera consecuencial que seamos una de las Comunidades autónomas con más gente joven de origen y que más talento expulsa.

Se suele asociar la juventud con un periodo de tiempo futuro, algo pretencioso cuando tenemos que mantener el presente. No trabajar hoy implica no aportar a la estabilidad del sistema público de pensiones, pero también no aportar una visión diferente, como generación, a los nuevos retos que afrontamos y que serán mañana la hoja de ruta de nuestro desarrollo personal y profesional.

Necesitamos un Plan de Choque por la Juventud, un pacto entre generaciones que garantice que las consecuencias de esta crisis no las va a pagar la misma generación una y otra vez. Necesitamos vivir, sí, vivir con garantías de no ser diferentes a las generaciones que nos precedieron. Si somos la generación mejor preparada, no podemos ser castigados con cada crisis, sin oportunidades ni futuro cerca de los nuestros. Seguiremos sobreviviendo, pero no estaría de más hacerlo aquí.