Hace un tiempo se murió, prematuramente, un pintor, un buen amigo. Dejó viuda y varios hijos en edad de estudiar todavía. Era un artista respetado y su familia podía vivir de su obra y de las clases que él daba en un instituto, siempre en el nocturno, para poder dedicar el día a pintar con luz natural. Pero se murió, el hombre, y, con todo el dolor que sentíamos, los amigos más íntimos -pocos- nos pusimos en marcha para ver la situación en la que se quedaban su mujer y los hijos. Miramos en el banco y el saldo total de sus cuentas era de 50.000 pesetas -unos 300 euros -.

A ella le quedaba una pensión de viudedad bastante pequeña, así que nos multiplicamos tratando de encontrarle un medio para que pudiera sacar a sus hijos adelante. Y algo conseguimos. Pero, durante bastantes años, esta mujer solía llamarme y me pedía si yo podría hallar la manera de vender algún cuadro de los quedaban de su marido, a fin de poder pagar algún tema extraordinario que le había surgido, por ejemplo, que se le hubiera roto la lavadora o que debía hacer un pago de algo relacionado con los estudios de los hijos.

Les cuento a ustedes esto porque se habla continuamente de los problemas de todo el mundo, de los muchos seres humanos que han perdido su trabajo en esta Región, de los ERTE por miles, y consejeros y consejeras de nuestro Gobierno aparecen diciendo que los agricultores esto, que los hosteleros aquello y que a las cuidadoras o limpiadoras les van a dar un subsidio porque muchas han perdido sus empleos, que las ayudas van a llegar o están ya aquí, y todo esto me parece realmente necesario y bien hecho.

Pero, ¿han oído ustedes a algún político regional, consejera incluida, decir algo sobre la gente de la Cultura? Me refiero a los músicos que no pueden tocar en público, a las compañías de teatro murcianas, incluyendo a actores, directores, técnicos de sonido y de cualquier otra especialidad relacionada con la escena, también hablo de los pintores y escultores que no pueden vender una obra y a los galeristas que están cerrados. No creo tampoco que los escritores estén muy boyantes, y, de los poetas, para qué vamos a hablar. Los cantantes y los grupos musicales han perdido completamente sus posibilidades de actuar, y la danza está suspendida. Y están los cineastas, que en Murcia los hay jóvenes y muy buenos, cuya actividad es nula.

Es decir, que el coronavirus ha acabado con la actividad cultural de esta Región y por lo tanto sus creadores han perdido su medio de vida. Los hay que comparten o hemos compartido nuestra vocación con algún otro oficio que ayudara a mantenernos, pero otros no, y muchos de ellos están en una situación realmente difícil. Ya hace tiempo que, en los gobiernos de la Región, la Cultura ha estado siempre unida a otra cosa, a menudo a la Educación, que imagino que será un área que dará mucho trabajo, así que la cosa de la Cultura se ha quedado como de adorno. A nivel nacional sé que han hecho algo, pero si hay alguien que conozca cuál es la situación de los que nos dedicamos a la Cultura en esta Región, esos están aquí, no en Madrid, sino dentro de la Consejería de Cultura. A alguno de ellos, no a la consejera, los conozco y sé que podrían hacer una lista de inmediato.

Y no solo es porque estén pasándolo mal, sino porque los artistas son las muy importantes personas que enriquecen la vida cultural de esta Región y eso no puede, no debe pararse. Hay artistas maduros que tienen una carrera hecha y un prestigio, por más que esta crisis afecta a todos, pero también hay mucha gente joven en esto, que pintan, hacen música, cantan, actúan, escriben, etc. y corremos el peligro que la falta de medios para desarrollar su creatividad los lleve a abandonar, y, créanme ustedes: por cada artista que pierda esta Región se pierde algo muy nuestro, gente a los que la luz de cada mañana murciana le ha hecho desarrollar una sensibilidad que trata de transmitir a través de su Arte, gente que mira a nuestro mar, al cielo, a la tierra, a la gente, y crea algo bello. No nos podemos permitir perder ni a uno de ellos, señora consejera.