Imaginen que se produce un incendio en un gran edificio. Un incendio que amenaza con propagarse a otros edificios colindantes. La situación es de tal gravedad que allí acuden todos los bomberos disponibles, incluso se convoca también a los que ese día están de descanso, todos a una para apagar un fuego que amenaza con ser demoledor. ¿Puede pensarse que en medio del intento de terminar con ese fuego se prescindiera de una parte de los bomberos? Bien, pues algo así es lo que ha ocurrido en el hospital Reina Sofía de Murcia. Enmedio de la pandemia, cuando ésta no ha finalizado, cuando la amenaza continúa aunque algunos se empeñen en decir lo contrario, la dirección de dicho hospital, tal y como ha denunciado CC OO, ha decidido no renovar los contratos de cinco enfermeras, cinco auxiliares y cinco celadores. Contratos que fueron hechos para reforzar las urgencias de atención a enfermos del coronavirus.

Es cierto que, al parecer, los contratos fueron firmados para treinta días, que ya expiraron, pero ¿de verdad no es necesario prorrogarlos? ¿Es el momento ahora de darlos por finalizados cuando aún no hemos salido del peligro? Esta increíble decisión tiene como consecuencia que la unidad de Urgencias de ese hospital se vea privada de una ayuda imprescindible para su buen funcionamiento. Es muy difícil entender que éste sea el momento de dar por finalizados quince contratos, sobre todo cuando profesionales del sector sanitario de tanto prestigio profesional como el presidente del Colegio de Médicos de la Región de Murcia, Francisco Miralles, ha manifestado que hacen falta más de quinientos médicos en la Región de Murcia y que la contratación de los mismos es una cuestión de gran urgencia porque, según sus palabras, será difícil aplicar los nuevos protocolos asistenciales, a consecuencia de la pandemia, sin que antes no se solucione el déficit de médicos del sistema sanitario público en la Región.

Pues bien, mientras que una autoridad en sanidad hace estas declaraciones, los sindicatos, en este caso CC OO, en el hospital Reina Sofía andan suplicando a la dirección del centro que 'reconsidere su decisión' de no renovar los contratos de los quince sanitarios que habían sido incorporados para reforzar la atención en Urgencias por el Covi-19.

En otro lugar, esto parecería un chiste, pero aquí estas cosas empiezan a parecer normales, sin que produzcan escándalo, sin que parezca sorprender a nadie. Que en plena pandemia no se renueven contratos sanitarios; que se aprueben unos presupuestos regionales en los que se refleja un recorte en el área de Sanidad de más de cincuenta millones de euros que corresponderían a las partidas de material sanitario y farmacia hospitalaria, a la vez que el salario del presidente registra una subida de 3.000 euros al año es expresivo de una falta de pudor increíble que degrada la política. Como no creo que el señor López Miras necesite de esa subida para subsistir, estimo que debería de haber cuidado las formas y dejar ese incremento para otra ocasión, no ahora, cuando miles de murcianos se han quedado en paro por el coronavirus, y muchos de ellos han de recurrir a Caritas o Cruz Roja para ser auxiliados en lo más imprescindible. Hubiese sido un detalle por su parte pensar un poco en esa gente y no mostrar la peor cara de la política: la del egoísmo, la de la insolidaridad, la de pensar en uno mismo y no ser capaz de ver más allá de los intereses personales.

Vivimos en una sociedad en la que se pueden dar por finalizados contratos de sanitarios en plena pandemia cuando a la vez faltan quinientos médicos en la sanidad pública en la Región, en la que se recortan gastos en sanidad cuando el presidente se sube sus emolumentos. Todo a la vez.