Treinta grados. Ni una nube. Solazo. Los rosales florecidos. Viento en calma. Y nosotros, en vez de estar ahí fuera, encerrados. Cierro los ojos y visualizo el mar, las dunas doradas. La arena está caliente y camino descalza. Soñar es gratis, pero ya nos han avisado que la playa no la pisaremos hasta principios de junio y en condiciones especiales. Cierro otra vez los ojos y esta vez veo sobre la arena unas espantosas estructuras de metacrilato y la gente dentro de esta especie de peceras, asfixiándose del calor que hace. Más sencillo sería mantener una distancia de seguridad entre las tumbonas, pero vamos, yo paso, y si además lo de tomar cañas en el chiringuito va a estar más que controlado, cuando nos den rienda suelta mejor me voy al campo a recoger amapolas o me subo a la montaña, que ahora está más verde y bella que nunca de tanta agua.

De esta saldremos antes o después y como podamos. Pero que no se nos olvide que virus y animales para transportarlos hay por todos lados, imposible exterminarlos y tampoco «demonizándolos vamos a arreglar nada», como asegura el investigador del CSIC, Fernando Valladares, en una excelente entrevista en El Confidencial. Ok, muerto el perro no se acabó la rabia, ¿qué podemos hacer entonces? Valladares lo tiene claro: «La mejor protección es la naturaleza. Es la mejor vacuna, y nos la hemos cargado. No me cansaré de repetirlo: la naturaleza hace una protección integrada. Igual no es perfecta, pero su protección es de amplio espectro, no te cuesta dinero, es sostenida y cumple muchas otras funciones. La naturaleza está de guardia las 24 horas del día. Los servicios que está haciendo para mantener las condiciones físicas, químicas y biológicas que reducen la carga vírica, para que los riesgos de la zoonosis tengan unas dimensiones pequeñas, son impagables». Y nosotros tan despistados, siempre mirando para otro lado.

Vídeos me envían y envío muchos al día, me mantienen entretenida y ocupada; pero el que me llegó ayer desde el teléfono de Maricruz merece lágrimas de emoción y un aplauso bien grande: un bebé nace por cesárea y sale dentro de la bolsa amniótica intacta. Parto velado o enmantillado lo llaman, y en esta ocasión lo hicieron para que la madre, con coronavirus, no lo contagiara. Buscadlo en Youtube, es impresionante y te reconforta con la vida en estos momentos de tanto dolor y rabia.

Mientras en Latinoamérica contienen la respiración porque saben que la pandemia no ha tocado su pico más alto, en España la Academia Española de Dermatología nos advierte de que este virus, además de en forma de neumonía, tiene muchas otras maneras de manifestarse. Así que atentos también si os aparecen erupciones en la piel o marcas extrañas.

El sábado 2 de mayo podremos salir a pasear y hacer deporte por primera vez desde que el 14 de marzo se decretara el estado de alarma. Será en diferentes horarios y según edades. Policía no hay para vigilarnos a todos, así que a cada uno le toca hacer su trabajo. Son ya muchas muertes, pérdidas económicas, tragedias familiares y seis semanas encerrados como para no cumplir con las indicaciones, hacer lo que nos dé la gana y tirar por la borda todo el largo y dificilísimo camino andado. Feliz salida, disfrutadla.

Os quiero. Cuidaos.