La famosa y tan mal interpretada frase del Evangelio «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios», ha vuelto a ser utilizada estos días contra el papa Francisco por parte de un sector que se llama católico, pero que solo respeta las manifestaciones del Papa cuando son de su agrado, que en este pontificado es en muy contadas ocasiones. Esta vez ha sido a cuenta del apoyo del Papa a una renta universal para cubrir las necesidades de todas las personas.

El pensamiento del Papa sobre este tema ha sido manifestado en diversas ocasiones con anterioridad, pero ahora coincide con la apuesta que Unidas Podemos realiza dentro del Gobierno de coalición por una renta mínima garantizada para quienes no dispongan de medios de subsistencia. Esto ha sido lo que más ha molestado entre estos sectores integristas vinculados con un partido político extremista. Creen que esta manifestación del pontífice se entromete en asuntos políticos locales y usan la tan manida frase evangélica contra él, sin tener pajorera idea de qué significa y cómo ha de ser interpretada.

Más allá de que la aplicación de una renta básica para la subsistencia de los seres humanos está recogida, con otra denominación, en la Doctrina Social de la Iglesia (véanse los números 302 y 303 del Compendio de Doctrina Social), y de que estaría en lo esencial de acuerdo con el núcleo del Evangelio, esta manifestación del Papa caería completamente bajo la intención que expresa Jesús en el dicho famoso. El problema es que hasta ahora no se ha extendido la interpretación correcta del mismo. Para comprender cualquier dicho evangélico hay que conocer el contexto literario y el histórico.

Haciendo un apretado resumen diremos que a Jesús lo quieren coger con una trampa: ¿es lícito pagar impuestos? Si la respuesta es negativa, los romanos se le echarán encima por subversivo; si es positiva, lo acusarán de mal judío por apoyar la dominación extranjera. Jesús saca el debate de ese contexto y lo introduce en otro: ¿a quién debemos obediencia, a Dios o al César? La respuesta de Jesús, lejos de separar los ámbitos, los mezcla aún más. La traducción correcta es «devolved al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios», es decir, no deis al César lo que es de Dios. De Dios es la libertad, la justicia y la misericordia. ¿Las monedas son del César? para el César; pero nuestro ser íntimo, personal y social es de Dios. Aunque nos obliguen a pagar, no nos sometemos.

La respuesta de Jesús es inteligente. No cae en la trampa, pero deja claro que no podemos colaborar con la opresión del Imperio. Trasladado a hoy: aplicar una renta básica para suplir las necesidades es romper con la lógica de explotación de las personas y la naturaleza. Las riquezas, todas, vengan de donde vengan, están sometidas al bien común, son para el sustento de todos los hijos de Dios (Juan Pablo II, LE 14; Gaudium et Spes 69). El actual Papa solo está actualizando esta doctrina constante de la Iglesia.