Murcia, 30 de abril: la lejía

Para limpiar los grifos. Los interruptores de la luz. Los picaportes. La suela de los zapatos. Las llaves. Sus ventas se han disparado hasta en un 141% y es difícil encontrarla en los supermercados. Aunque los virólogos nos aconsejan utilizar mejor agua y jabón porque la composición química de este último abre la envoltura externa del coronavirus y hace que se degrade, nosotros dale que te pego a la lejía y eso que dicen los que saben de pandemias que utilizarla es como agarrar una porra para matar una mosca.

Vamos, que en tiempos de pandemia no sirve de nada. En Zahara de los Atunes, un pueblo costero de Cádiz, estas recomendaciones se las han pasado por el forro y, sin autorización ni medioambiental ni sanitaria, han fumigado con lejía la playa, una de las más bonitas de España, cargándose todo insecto viviente, la flora y los huevos del chortilejo patinegro que anida en las dunas en esta época del año. Qué desastre.

Hoy, día de la publicación de la entrega de este diario, 2 de mayo, después de más de seis semanas encerrados, podremos salir una hora a la calle. Si vamos a dar un paseo al aire libre, solos, claro; los expertos aseguran que la mascarilla no es necesaria. Fuera guantes, pueden darnos una falsa sensación de seguridad nada recomendable. Lavado constante de manos con agua y jabón, mantener la distancia social, pero no pasa nada si nos cruzamos con alguien, a no ser que nos estornude o nos tosa en la cara. Para las peluquerías toca esperar al lunes con cita previa y aforo limitado, pero desde que me he enterado que nada de masajes capilares ni de revistas del corazón se me han quitado las ganas de taparme las canas. Los museos pueden abrir el 11 de marzo pero dicen los responsables del Prado y el Reina Sofía que mejor esperar a que esté todo preparado.

Sigo estudiando con lupa el plan de desescalada que el presidente Sánchez presentó el martes después de advertirnos que «no es un proceso matemático ni automático». Al cine podremos ir a partir del 25 de mayo aunque con la limitación de aforo al 30%, a ver qué salas abren; los que vivimos juntos podremos compartir coche desde el 11 de mayo; si tienes casa en una playa de Murcia pero eres de Madrid, lo siento pero por ahora te toca tenerla cerrada. Visitar a los abuelos todavía no, con los amigos podemos quedar en una terraza pero no en su casa y a finales de junio, a viajar solo por España. De detalles de bodas y bautizos todavía no me he enterado de nada.

Brasil supera ya a China en número de víctimas mortales por la enfermedad, con más de 5.000. Cuando le preguntaron al presidente Bolsonaro por estos datos contestó desafiante: «¿Y qué? Lo lamento. ¿Qué quieres que haga? Soy Mesías (de segundo apellido), pero no hago milagros». Sin comentarios.

Mi heroína de hoy: Daniela Amaya, la enfermera que ha amenizado las tardes de los enfermos de coronavirus en el hospital de campaña de Ifema en Madrid catando el bingo.

Una advertencia: que no nos engañen, ya no son necesarias más prórrogas del estado de alarma, la crisis a partir de ahora puede atajarse con la legislación ordinaria.

Os quiero. Cuidaos.