Fue Chaplin quien compuso Smile para su película Tiempos modernos; Nat King Kole la popularizó ya con letra; Todd Phillips la escogió para el tráiler de su premiada Joker y Lady Gaga la cantó a modo de himno en One World: Together at Home, su iniciativa para recaudar fondos contra el Covid-19 que el sábado pasado reunió a algunos de los grandes. Paul McCartney, Elton John, John Legend, Chris Martin, Keith Urban y Taylor Swift, entre otros, participaron en el evento, pero quienes sin duda se robaron el show fueron los Rolling. Mick Jagger empezó cantando desde su casa You can't always get what you want, a los pocos segundos apareció Keith Richards en el cuadrado derecho de la pantalla; abajo, Ronnie Wood marcando la guitarra, y a su lado, el siempre impecable Charlie Watts, el último en aparecer, quien a falta de batería golpeó unos cajones y el sillón orejero de su salón con las baquetas. Música en tiempos de coronavirus. Pura nostalgia también, porque, como escribe en El País David Marcial Pérez, sus Majestades Satánicas no dejan de ser «cuatro mayores que encajan en la población de riesgo». Triste, pero cierto.

Hoy estoy especialmente sensible con la cuestión de nuestros mayores, mis motivos tengo. Por eso me ha emocionado tanto conocer la historia de Tom Moore, un veterano inglés de guerra, quien se propuso un reto para ayudar en la lucha contra esta pandemia: antes de cumplir 100 años el próximo 30 de abril, recorrería cien veces los 25 metros de su jardín con el andador que le ayuda a caminar desde que se rompió la cadera. Ya lo ha conseguido y ha recaudado con la ayuda de sus admiradores casi 29 millones de euros que irán a las arcas del Servicio Nacional de Salud británico. «Todavía estoy impresionado por la cantidad de amabilidad y de generosidad de la gente del Reino Unido que sigue donando a pesar de que para muchos este sea un tiempo de incertidumbre», ha dicho el general que luchó en la Segunda Guerra Mundial. Yo estoy profundamente admirada de su hazaña y me apunto a la petición popular de que lo nombren Sir porque él sí que es un verdadero caballero.

Después de que el Gobierno haya confirmado que a finales de mes los menores de 14 años podrán salir también al parque, son ahora nuestros mayores los que quieren saber qué va a pasar con ellos. «Mi problema es que me siento de 15 años», bromea siempre mi amiga Helen, que vive en Colombia y que el año pasado cumplió ochenta. Qué razón tiene Augusto García Navarro, presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, cuando asegura que «la edad, en general, no es criterio para nada porque es biológica, no cronológica». Mientras el ministerio de Sanidad estudia aliviar el encierro de los de mayor edad y permitirles el respiro de dar pequeños paseos, los expertos defienden hacerlo en función no de sus años sino de sus dolencias.

Mi héroes de hoy: los más de mil sanitarios españoles que están aislados y deberán someterse a las pruebas de detección del coronavirus por utilizar un lote de mascarillas defectuosas comprado por el Gobierno. En España hay más de 31.000 sanitarios en las listas oficiales de afectados, con decenas de fallecidos, aunque la cifra real probablemente sea mayor. Solo entre el personal de enfermería hay 70.000 positivos. Mi condena más firme: contra Trump, que amenaza con cerrar EE UU a los extranjeros para «proteger los empleos de los grandes ciudadanos americanos». No hay derecho.

Os quiero. Cuidaos.