De nuevo la palabra pacto se pone encima de la mesa como herramienta ineludible para impulsar la recuperación del brutal impacto económico y social del Covid-19, que en nuestra región ha dejado, en tan solo las dos últimas semanas de marzo, 26.456 afilados menos a la Seguridad Social, 120.000 trabajadores/as acogidos a Ertes que afectan al 25% de las empresas regionales, 27.000 autónomos (casi un tercio) que han cerrado su actividad o han reducido drásticamente sus ingresos, y una previsión de 300.000 parados en los próximos meses, según fuentes sindicales. Solo la caída del empleo en todo 2008 puede compararse a lo ocurrido en estas dos fatídicas semanas.

En cualquier caso, las esperanzas de alcanzar un pacto para la recuperación económica en la Región de Murcia que incluya medidas eficaces y que faciliten la salida de la crisis, son bajas o inexistentes a tenor de los precedentes. Además, López Miras y la palabra pacto no casan demasiado bien, sobre todo si hay comité técnico de por medio, a no ser que el comité técnico esté hecho a medida y el pacto sea con los de siempre: la CROEM.

Por otra parte, el PP ya ha demostrado cuales son sus soluciones en periodos de crisis, y otro tanto podríamos decir de la patronal que pone el grito en el cielo en cuanto no se habla de despido libre y barato, rebajas fiscales y asunción de pérdidas por parte del estado. Ojo a la propuesta que se insinúa desde el sector empresarial: dejar en manos de ‘profesionales independientes’ las medidas a tomar para la recuperación económica.

El problema no es tanto que haya pacto o no por la recuperación sino qué medidas se adoptan, y, en esto, deberíamos aprender alguna que otra lección, sobre todo del pasado inmediato, ya que de la última crisis en la Región de Murcia solo se ha recuperado, después de trece años, la mitad el empleo perdido y en peores condiciones.

Quizás por ello sea el momento de probar otras recetas que deberían sentar las bases de un modelo productivo y social sometido al interés general y a las condiciones que imponen el calentamiento global y la sostenibilidad ambiental, con una fiscalidad progresiva que refuerce permanentemente el sector público, y, consecuentemente, diferente del modelo actual generador de temporalidad, precariedad y bajos salarios. Si es esta la intención de López Miras, entonces hablemos de pactos.