"Rata contagiosa". España entera enmudeció al leer este vergonzoso insulto pintado con spray negro en el coche de Silvana, una ginecóloga de Barcelona que sale todos los días a trabajar. Y yo; también con los avisos de algunos vecinos que invitaban a sanitarios y empleados de supermercados a dejar el edificio en el que viven, señalándolos como focos de contagio. Menos mal que esta nota escrita a colores y compartida en Twitter horas después me hizo reconciliarme con el género humano: «Somos tus vecinos y queremos pedirte por el bien de todos: que no pierdas el ánimo porque en tus manos está nuestra salud, nuestros alimentos, nuestros mayores. Que no olvides que para nosotros eres un orgullo, que la mitad de nosotros no tendríamos el valor de hacer lo que tú haces cada día mientras los demás estamos seguros en casita. Que nos avises si podemos ayudarte en algo para hacer más llevadera tu sobrecarga. Y por último, a todos esos que repudian la convivencia con médicos, enfermeras, auxiliares, celadores, cajeros, supermercado, conductores, policías, bomberos, Guardia Civil€ Recordadles que no existe peor enfermedad que no tener corazón». Gracias por hablar en nombre de muchos de nosotros.

Mientras en algunos hogares españoles compran dulces, alcohol, puzles, ropa cómoda, bicis estáticas y todo tipo de material deportivo para pasar esta interrupción pandémica, Save The Children advierte que seis de cada diez familias vulnerables de España habrían empeorado su situación laboral en la primera semana de confinamiento, la mayoría por la pérdida de empleo, y un 41 % registra estrés y problemas de convivencia. Por favor, no nos quejemos tanto, hay mucha gente pasándolo realmente mal. Sí, el presente es poco amable e incierto, pero tomémonos el tiempo para mirar hacia atrás y analizar cómo hemos logrado salir de momentos complicados en el pasado, qué nos funcionó y qué estrategias podemos aplicar en este momento. Y agradezcamos todo lo que tenemos.

Con más de dos millones de personas contagiadas en el mundo y 137.000 fallecidas, los científicos del Imperial College de Londres aseguran que al coronavirus solo podremos mantenerlo a raya si continuamos con las medidas de distanciamiento social hasta el 2021 y que solo lo venceremos con la vacuna. Las discotecas españolas, poniendo sus ojos en China, ya estudian un plan de medidas de protección que incluye un control de temperatura a la entrada, mascarillas y gel desinfectante a toneladas. Y, por qué no, un certificado de inmunidad, a modo de pulsera, del que ya se está empezando a hablar.

Mis héroes de hoy: los profesionales de limpieza de los hospitales, verdaderos cortafuegos para que el virus no se extienda, y el escultor Ignacio Sancho que fabrica más de cien caretas diarias de metacrilato transparente en su taller de Jerez para combatir el virus.

También el cocinero Dabiz Muñoz, con b y con z, que generosamente comparte en Instagram su recetario de estrellas Michelin, pero a ver quién encuentra un pulpo para hacerlo con mojo canario Nikkei si en el supermercado de debajo de mi casa a veces no hay ni pollo.

Os quiero. Cuidaos.