Una frondosa sabina de hojas verdosas y doradas se roba el primer plano; no vemos el final de la pasarela de madera del balneario que se adentra en el pequeño mar, pero los que fuimos felices caminándola la alcanzamos a imaginar. Es septiembre y las aguas amanecieron calmadas; a lo lejos, una diminuta embarcación de vela latina y los molinos de la encañizada. Así veía mi abuelo Adrián Luis el Mar Menor desde su casa de La Ribera y así lo pintó porque sus grandes pasiones fueron la acuarela, la fotografía y la ingeniería que le llevó a diseñar muebles, televisiones, motos, barcos, un coche que tenía tres ruedas y hasta un dispositivo para no roncar al abrir las fosas nasales. A este genio le encantaba también resolver problemas náuticos. Y bailar el tango.

Desperté pensando en él, por esta acuarela que me hizo llegar mi tío Ceferino, pero también porque es Viernes Santo y muchas veces fuimos juntos a la Plaza Belluga de Murcia, nuestra ciudad, a ver desfilar los Salzillos; él siempre con su cámara de fotos de la que no se despegaba, afición que heredé pero que descubrí muchos años después en Colombia cuando necesité acompañar con imágenes mis reportajes. Hoy, el primer rayo de sol de la mañana no iluminó el rostro de La Dolorosa, paso procesional que durante años cargó con orgullo mi padre, ni los nazarenos han salido a la calle. No ha habido caramelos con verso, ni habas, ni monas, ni huevos duros. Tampoco sonaron las burlas y los tambores. Murcia sigue en silencio y nosotros, añorando nuestras arraigadas tradiciones de Semana Santa.

Sergio Romagnani es una eminencia en el campo de la inmunología y uno de los primeros en advertir del riesgo que corría Europa por el coronavirus; la entrevista que le han hecho en El Confidencial me ha parecido muy esclarecedora y quiero compartir algunas de sus reflexiones: «Véneto está controlando el coronavirus porque no ha seguido a la OMS»; «La OMS ha fallado porque son burócratas que han hecho carrera dentro de las oficinas, pero no han vivido la experiencia de campo, no han estado ni en los laboratorios manejando virus ni implicados en situaciones epidémicas en otros países»; «Hay que hacer test masivos y aislar a los positivos y asintomáticos». Y sigue: «Aconsejar a la población no llevar mascarillas ha sido un error enorme. ¡Enorme!»; «Para que sea eficaz una vacuna hace falta mínimo un año». Como colofón, una afirmación de este experto italiano que me ha puesto a temblar: «La vida a partir de ahora será mucho más complicada y mucho menos bella». ¿Será?

Hay que ver, cuando crees que conoces buena parte de las preguntas llega el Universo y te cambia las respuestas. Dice mi amigo Carlos que vivir es aprender a perder lo que ganaste y qué razón tiene. Lo días malos pasarán y no nos queda otra que centrarnos en el presente y tratar de no detenernos en un futuro tan incontrolable como incierto.