Nos acaba de dejar Enrique Múgica, uno de los históricos del PSOE, que ha fallecido por culpa del maldito virus. Ha sido un socialista de ideas, pero no un militante acomodaticio ni facilón. Cuando tenía que discrepar con la dirección, lo hacía sin problemas. Y eso me parece un valor que debería estar en alza y no lo que sucede actualmente.

Me viene también a la cabeza otro compañero recién fallecido, Manolo del Valle, que fue alcalde de Sevilla, ciudad que con él mejoró considerablemente. Tampoco se amilanó nunca a la hora de criticar el 'talante' que iba adoptando el PSOE. Cuando reparo en personas como ellos pienso en la necesidad de que haya una revisión de los modos de ser de los afiliados a los partidos. Uno no se tira a un pozo por mucho que se lo diga el jefe del partido de turno (aunque alguno quizá sí lo haga) y tampoco debería aceptar como 'dogma de fe' todo lo que opinen quienes en ese momento tienen las riendas.

Ahora que se habla tanto de la necesidad de pactos de Gobierno, de unir fuerzas y todas esas cosas, me viene a la mente lo que dos mujeres, Ana Belén Castejón y Noelia Arroyo, ayudadas por Manuel Padín, están haciendo en Cartagena: unirse para que no gobierne el populismo casposo y para hacer cosas por sus ciudadanos. Y lo están consiguiendo. Muchas iniciativas sociales, ahora que se multiplican las familias vulnerables, exigencias a las grandes empresas que se hacían las remolonas para pagar sus impuestos, modificaciones presupuestarias... En fin, no todo cohetes y flores, como ocurre en otras ciudades, sino políticas de ayuda a los ciudadanos y de mejoría del municipio. Pues eso, una de las alcaldesas (se turnan como primeras ediles), Ana Belén Castejón, ha sido expulsada del partido, por llegar a ese acuerdo "diabólico" con Noelia Arroyo, del PP. Es decir, ha sido la primera en pensar que un acuerdo era mejor para gobernar la ciudad, y por eso la han castigado. Habría que castigar ahora a sus castigadores, que están proponiendo lo mismo que ya se adelantó a hacer la señora Castejón.

Por eso me siento identificado con Enrique Múgica, con Manuel del Valle y con tantos otros, porque discutieron todo lo que les parecía discutible. Eso deberían poder hacerlo todos los afiliados, aunque no tengan tanto peso en el partido como los anteriormente citados. Y no ser expulsados por ello.