Estimado presidente:

Imagino que estará impactado por los singulares e históricos sucesos que está viviendo el mundo en este momento. Quizá piense que lo que está sucediendo es debido a una pandemia solucionable con una vacuna. No es así, este virus es una de las muchas consecuencias de un insostenible estilo de vida global, que 'murió' hace unas semanas y hay que 'enterrar' para pasar las cinco etapas de cualquier duelo: la negación, la ira, la negociación, la depresión, y la aceptación. Y como tantas veces en nuestra historia, volver a empezar.

Mi nombre es Jesús Pagán, soy socio fundador de Foodtopía, una pequeña compañía en Murcia que en los últimos años ensaya cómo producir alimentos resilientes, ante una situación de colapso sistémico que se iba a producir de forma sorpresiva e inminente debido a que nuestro sistema alimentario es causante en más del 50% de los fenómenos climáticos que están asolando el planeta. Ese convencimiento de que sería de forma sorpresiva ha sido la base de nuestro discurso en los últimos años, mientras alrededor el mensaje era crecer sin límite.

Saber qué iba a suceder estaba clarísimo en la carta de Hyman G. Rickover de 1957 en el informe del Club de Roma Más allá de los límites del crecimiento, que este 2020 cumple cincuenta años, y en una forma particular de Foodtopia de identificar a los individuos en base a su consumo de energía per cápita.

Solo hay un problema, la energía. No hay manera de entender que todo lo que somos y hacemos, desde tomar un café, pasando por nuestra ropa, viajes, etc., incluida nuestra propia existencia, depende sólo y exclusivamente de quemar mayoritariamente combustibles fósiles. Este concepto de 'homo energético' nos ha permitido ver con claridad la insostenibilidad del modelo, y cuando admitimos que algo es insostenible, el resultado final es el colapso.

Los humanos, para cubrir nuestra necesidad básica, 'nuestra dieta', necesitamos de media 2400 kilocalorías/día de energía. Pero a diferencia de otras especies, nos vestimos, cocinamos, viajamos, etc. Hace tan solo setenta años, iniciamos un proceso llamado Gran Aceleración, y pasamos de consumir cuatro veces la energía de nuestra dieta a cuarenta veces, que es lo que consumimos a día de hoy.

Pero consumir energía, genera emisiones, cambia el clima, mata por polución y alienta un fenómeno colateral, el crecimiento demográfico. Antes de descubrir el petróleo, en 1859, éramos tan solo un poco más de mil millones, ahora nos acercamos a 8.000 millones.

¿Por qué ha sucedido?

El sistema político mundial en estos años de expansión ha sido un vocero, desgraciadamente, de las estrategias de poderes económicos, FMI, Banco Mundial y de conceptos como PIB, deuda, etc. Estos entes económicos han dictaminado políticas ajenas a las leyes de la física, en concreto la termodinámica, lo que demuestra nuestra dificultad para entender la complejidad que nos rodea.

Entonces, si el problema que nos ha llevado hasta aquí es el uso excesivo de la energía, la solución es la reducción. Tenemos que pasar de consumir cuarenta veces la energía básica para estar vivos, a diez veces, que era la que consumíamos en 1975, que permite disponer de más de lo necesario sin destruir el entorno.

Solamente tenemos esa posibilidad. Decenas de miles de científicos nos están diciendo que viene el Lobo, y el Lobo está aquí con la boca abierta.

El contenido de esta carta no es ideológico; es termodinámico.

¿Qué podemos hacer en la Región de Murcia?

Lo primero es entender que vivimos en una región de huella ecológica próxima a 6 (necesitamos una extensión cercana a seis veces la de la región para mantener nuestro nivel de consumo), es decir, que sólo tiene recursos propios para cubrir las actuales necesidades del equivalente a 250.000 murcianos; una región considerada de conflicto geopolítico por falta de agua, zona cero climática, y cuando salgamos del confinamiento, índice Arope (riesgo de pobreza y exclusión) cercano al 50%. Señor presidente, así mucha gente puede pensar que la mejor alternativa es emigrar de la Región.

Pero los que vamos a permanecer aquí necesitamos, al menos, lo siguiente:

Si el sistema alimentario es el 50% del problema, hay que transformarlo hacia la soberanía alimentaria/autosuficiencia, los recursos hídricos para cultivos ensilables promisorios desde la agroecología y la permacultura (no más camiones al centro de Europa).

Explicar masivamente qué es una sociedad resiliente en transición a mil vatios y sus ventajas y su empatía con la naturaleza.

Comunidades en todas partes dedicadas a realizar un nuevo mundo con personas que reinicien la economía eligiendo lo que quieren y necesitan, sin que se les fuerce a una economía de consumo.

Menos horas de trabajo, menos crecimiento económico, menos producción, menos extracción de recursos ; más artes, trabajo creativo, convivencia, juego

Garantizar la renta básica universal.

No al uso masivo de aviones, por una movilidad sostenible (trenes, bicis, transporte público, vehículos compartidos).

Compras locales y de temporada, no extender la compra on-line.

No carne estabulada/ apagar las ciudades.

Recuperar los bienes comunes (los que eran de todos y de nadie, como nuestro Mar Menor).

Una sanidad basada en la nutrición, la salud mental y espiritual, una apuestas por la educación ambiental. No hay límites en la imaginación, la creatividad o la dulzura.

Su responsabilidad como presidente es conseguir que nuestro niños y niñas hereden un mundo mejor. Sus padres y abuelos no pueden hacer mucho: hacen falta leyes. Esto no es la ley antitabaco, que duró dos décadas para que la infancia pudieran ir a los restaurantes sin tener al lado a un fumador (aunque en sus colegios siguen respirando gases que están matando a diez millones de personas año).

Ayude a que nos separemos de los combustibles fósiles. Impulse un Plan de Transición para la región frente a la emergencia climática y alimentaria. Le ponemos a su disposición todo nuestro conocimiento y experiencia.

Atentamente.