La RAE define solidaridad como «adhesión o apoyo incondicional a causas o intereses ajenos, especialmente en situaciones comprometidas o difíciles». Y esto es lo que está ocurriendo ahora en cada rincón de nuestro país, porque si la solidaridad es el sentimiento de unidad que nos impulsa a dar sin esperar nada a cambio. Ese sentimiento, con la aparición del coronavirus, se ha acrecentado en todos nosotros, ha hecho que emerja en el ser humano unos valores que, en algunos, habían quedado adormecidos a lo largo del tiempo. Valores humanos que nos hablan de compañerismo, de amistad, de lealtad, de respeto, de amor por los demás, en definitiva. Ahora se están poniendo de relieve de manera especial con este enclaustramiento que nos hace reflexionar, y que ha hecho crecer en unos su capacidad creativa para ofrecer desde sus balcones los más variados espectáculos, solo por el placer de entretener a los demás, y hacer más llevadero el encierro, y en otros un espíritu de ayuda a los vecinos más vulnerables, para apoyarlos en todo lo que necesiten; esos vecinos entrados en años, en los que nunca antes habíamos reparado y que ahora se nos hacen reconocibles, como si siempre hubiesen formado parte de nuestras vidas.

Este es un país grande y generoso que responde cuando se le necesita (estamos a la cabeza de la donación de órganos), así es que no es de extrañar que se hayan movilizado en toda España cientos de asociaciones y organizaciones para atender las necesidades básicas de las personas mayores. Y entre esos problemas básicos, muchas veces se encuentra la soledad, y si en circunstancias normales nada nos hace más vulnerables que esa soledad no buscada, cuando se envejece esa soledad debe de ser aterradora.

Así que si es verdad eso de que cuando nos damos cuenta de que realmente estamos solos es cuando necesitamos más a otros, ahora es cuando más necesitamos todos de todos, y de manera especial aquellos que fueron perdiendo la compañía con el transcurrir del tiempo. Por eso, ahora necesitan mitigar esa soledad, mucho más que nunca antes.

Por eso también hay que destacar la labor que está llevando a cabo en algunos lugares de España, entre otros en la Región de Murcia, la Fundación Rotary, que con motivo de la cuarentena a la que estamos obligados ha creado un programa de asistencia telefónica a personas que viven solas, poniendo a disposición de quienes lo necesiten los teléfonos de voluntarios, de rotarios, y amigos de rotarios, para que puedan recibir apoyo y combatir la soledad durante este periodo, y al mismo tiempo, serles útiles para procurarles la información que necesiten sobre temas de interés para ellos. Y para que todo esto funcione, los voluntarios participantes en el programa han recibido la formación adecuada para poder atender a estas personas.

El programa es gratuito, y aunque un artículo de opinión no es el espacio adecuado para facilitar teléfonos, este es un momento en el que hemos de saltarnos algunas normas si es para poder ayudar en algo. El teléfono es el 968 713 776. Un número en que seguro que serán atendidas las necesidades de nuestros mayores durante todo el día, porque Rotary tiene una gran experiencia en la ayuda a los más desfavorecidos. Estamos hablando de una fundación integrada por clubes rotarios, organizados en más de doscientos países, que llevan a cabo proyectos para abordar los problemas del mundo actual, como el analfabetismo, las enfermedades, la pobreza, el hambre, la falta de agua potable y el deterioro del medio ambiente, a la vez que fomentan la aplicación de elevadas normas de ética en sus respectivos campos.

Y de ética estamos hablando en este artículo, porque ética es la «disciplina filosófica que estudia el bien y el mal y sus relaciones con la moral y el comportamiento humano». Por fortuna, la ética parece estar resurgiendo.