En menos de dos años, uno de los servicios públicos más importantes del Gobierno regional ha tenido a cuatro personas diferentes al frente de sus políticas públicas. Más aún, durante varios meses, el cargo de director/a ha estado vacante.

El Servicio Público de Empleo va camino de quitarle al Servicio Muciano de Salud (SMS) su récord: diez gerentes en doce años.

Ahora, con la grave crisis económica y laboral que este país está sufriendo con el famoso COVID- 19, el Servicio de Empleo y Formación (SEF) estaría llamado a convertirse en una de las piedras angulares en materia de empleo; el problema es que con una temporalidad del 65%, con unos presupuestos dependientes de la Unión Europea, y con una deuda y un déficit descabalgados, va a tener prácticamente imposible llevar a cabo políticas de empleo público acordes a la situación económica que vivimos.

La voluntariedad y profesionalidad de sus trabajadores no será suficiente, sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría de su personal es temporal, y por lo tanto, su estabilidad pende siempre de un hilo; por esto sería bueno que por una vez y para que sirviera de precedente, se pusiera sobre la mesa un Gran Pacto por las Políticas Públicas Activas de Empleo. Ahora o nunca.

Sólo así dejará el SEF de mediar en poco más del 1% en los contratos que se hacen en esta Región; sólo así se podrá dar cobertura a la precaria situación laboral de sus trabajadores y trabajadoras; sólo así tendrá futuro el SEF. De lo contrario, lo mejor es hacer lo que algunos de sus actuales dirigentes propone: privatizarlo.

La peor política que podemos aplicar a este servicio es el seguidismo, pues terminaría por dilapidar lo más importante que tiene, su potencial humano.

Me temo que con los Presupuestos regionales en la mano, no solo todo seguirá igual sino que seguiremos echando la culpa a la financiación autonómica por enésima vez, y es que en esto sí que somos los mejores, en echarle la culpa a los de enfrente de nuestra incompetencia.

El título inicial de este artículo era: «El SEF no importa». Pero las trabajadoras y trabajadores de esta Región, y temporales del SEF, se merecen cien días de cortesía.