El presidente regional, Fernando López Miras, se congratula de que Pedro Sánchez haya adoptado al cabo de una semana su exigencia para que de lunes a sábado sea domingo. Es decir, para que queden suspendidas todas las actividades laborales 'no esenciales'. Ya dije otro día por aquí que, una vez que estalló de pleno la crisis del coronavirus, López Miras se adjudicó el papel de Precursor, y decidió cerrar el Mar Menor (trasunto del Jordán de Juan el Bautista) como medida preventiva para anunciar en su caso la 'mala nueva' frente a la invasión de una manada de madrileños prófugos. Sánchez le adelantó inmediatamente después por los pelos al proclamar el confinamiento total, sin distinguir la costa del interior, de modo que era necesario un nuevo sprint, y fue cuando López Miras, sin duda impulsado principalmente por la patronal de la Construcción y por la llamada de Pablo Casado («tú tira y luego salgo yo a apoyarte»), sacó la pancarta de «todo el mundo a casa», y se puso por delante a la espera de que Sánchez se situara a su altura.

Ahora dice López Miras que apoya la decisión de Sánchez, en la que él hizo el papel de Rappel, pero lo apoya 'a ciegas' porque desconoce o no le ha dado tiempo a calcular la trascendencia de esa medida en la economía; o sea, que cuando hizo esa propuesta, él mismo iba a ciegas, pues no se le ocurrió considerar la dimensión económica del asunto. A él solo se le ocurren las ideas; luego, ha de venir Sánchez a hacer los cálculos, que inevitablemente al presidente murciano no le gustarán, pues él no hizo ninguno.

López Miras es un Precursor singular. Insta a que el Gobierno central dicte las medidas que sabe de antemano que va a dictar. Esto le permite sugerir que Sánchez va a la zaga de su previsión, pero si realmente su Administración hubiera sido más avispada no estaríamos en la Región de Murcia en la situación que él mismo describe muy bien cuando reclama el abastecimiento del preciso equipamiento sanitario para su consejería de Salud, pues debiera haber previsto para la Comunidad esa necesidad si es que Sánchez no lo hizo para el país. La verdadera lealtad institucional consistiría en admitir con humildad que, como presidente regional se ha mostrado tan incompetente como desde su partido describen al presidente nacional. Tal vez bastante más, pues a la vez que el murciano exigía el 'cierre total' de la actividad económica, su Gobierno, con la abstención de las consejerías de Cs, aprobaba el concurso público de la televisión autonómica. Sin duda, algo 'esencial'. Para él.