Centenares de economistas y expertos destacados de la Unión Europea han firmado el Manifiesto Make money on value, not on health de la Confederación Europea de Sindicatos, al que me he sumado porque es valiente y trascendental. Lo que pretende este llamamiento es que las medidas macroeconómicas extraordinarias para hacer frente a la emergencia Covid-19 sean un apoyo directo que asegure la cobertura a los que han tenido que mantenerse encerrados en sus casas para protegerse a sí mismos, a sus seres queridos y convecinos.

Un mensaje muy directo para alertar y prevenir que la situación no sea aprovechada por las instituciones financieras en su beneficio directo o indirecto, y señalar que su misión ahora es evitar un shock económico. Para ello se reclama medidas drásticas: suspender las Bolsas de valores para evitar especuladores a la baja. Que el Banco Central Europeo (BCE) baje su tasa de interés al cero por ciento o menos, y que esté preparado para apoyar cualquier necesidad financiera allí donde se necesite. Que nadie preste a tasas de interés positivas y que las operaciones sean sin comisiones. Que el BCE inyecte financiación a chorro para apoyar los ingresos de los trabajadores. Y que se tomen medidas para regular los movimientos de precios de productos vitales, así como los de vivienda.

Estas medidas de emergencia, sigue diciendo el llamamiento, deben ser aprovechadas para una revisión de los principios y la gobernanza económica en la Unión Europea para que sea más sólida. Los servicios y los trabajadores públicos están haciendo un trabajo increíble en la prestación y el cuidado, ahora es el momento de trazar una nueva política para que puedan financiarse de manera sostenible en el futuro. Las felicitaciones son bienvenidas, pero sin financiamiento son huecas de contenido.

Por otro lado, es el momento de luchar contra los virus sociales, la corrupción y el fraude, que junto con la evasión y los paraísos fiscales están mermando las posibilidades reales de unas haciendas públicas con más recursos. Es hora de cerrar esos espacios de contaminación fiscal y financiera que dan cobijo a todos los múltiples negocios corruptos y a los beneficios del narcotráfico.

En última instancia se trata, nos dice el llamamiento, de un control democrático de nuestro sistema financiero y de tomar las medidas necesarias para salvar los medios de vida y de actividades económicas de las personas. Todos los países deben actuar rápido y juntos y dar una respuesta efectiva a una crisis que nos afecta a todos. Apartando divisiones y nacionalismos. Es un camino para la solidaridad que abrirá las puertas a un Bien Común. La unión nos dará fuerzas para iniciar una nueva etapa en la Humanidad.

Explica Innerarity que nos encontramos en una época de contradicciones, en la que la realidad social es muy difícil de entender y gestionar porque conviven diferentes lógicas. Precisamos una visión constructiva de la democracia, y ojalá que en el confinamiento que estamos viviendo seamos capaces de desplegar las redes sociales digitales para empoderar a la ciudadanía, que se amplíe y refuerce el Derecho a Saber, que aumente la participación democrática, emancipemos a los más marginados y avancemos en el fortalecimiento de la vida asociativa. La nueva gobernanza es precisamente aquella que fomenta las capacidades de una ciudadanía deseosa de salir con más fuerza de esta crisis de salud. Queremos salir con más salud, mejor economía y mejores políticas para impedir la vulnerabilidad de los más débiles.