Desde mi balcón, que con el señorío de la altura mira a la huerta murciana, el Monasterio de los Jerónimos se levanta con orgullo por encima de la adversidad. La Universidad Católica San Antonio, baluarte de Murcia y de Cartagena, a las que ha puesto en la historia de los logros olímpicos, casa del saber, de estudiantes y profesores, de todos, que siendo Universidad es también hermana de la Murciana, se está vistiendo de azahar preparada ya para la primavera. Estos días, sus pasillos, a través de internet, están repletos de comunicación invisible, de enseñanzas que traspasan sus muros, de clases en todos los rincones, de profesores y alumnos unidos por el arte de enseñar y la virtud de aprender, de responsabilidad a través de la investigación volcada en el presente para detectar fármacos que sean efectivos contra el coronavirus a través de la supercomputación, en fin de conciencia comprometida y solidaria a través del Consejo de Estudiantes y su iniciativa para ayudar a ancianos y a personas impedidas que viven en soledad este embate donde cobran sentido las palabras del papa Francisco: «La caridad es el abrazo de Dios, de nuestro Padre, a cada persona, especialmente a los más pequeños y a los que sufren».

De entre mis apuntes de Derecho Constitucional, el 'estado de alarma' que estamos viviendo se explica como el cauce oportuno para recobrar la normalidad del Estado; aléjese el miedo, que conduce a la servidumbre y la tiranía. Enclaustrados, más que nunca, desde la Facultad de Derecho de la UCAM, conscientes de que el Derecho es el arte de dar a cada uno lo suyo, queremos poner de manifiesto que hemos de ser conscientes de la grandeza de estar alcanzando la voluntad preambular que pretendía «una sociedad democrática avanzada». Cuenta da de ello la implicación, dedicación, comprensión y grandeza de la comunidad universitaria, que está viviendo de forma ejemplar para el resto de la sociedad el cumplimiento del deber ante el azote del coronavirus.

Más de 14.000 estudiantes presenciales han acudido a sus clases bajo el formato de la Universidad del siglo XXI, con las herramientas tecnológicas que hacen posible las clases on line a través de plataformas extraordinarias que amplían la comunicación y las posibilidades de enseñanza, que se hace más ecológica y más universitaria que nunca por ser universal en el espacio y el tiempo virtual.