Según la RAE, la definición de despreciable lleva implícita la calificación de vil, mezquino, indeseable, rastrero, servil, miserable, ignominioso, infame, abyecto, fastidioso, vitando (que es odioso, execrable o abominable) y otras expresiones por el estilo que definen muy bien la manera con la que el pasado día 15 se manifestaba en las redes sociales la eurodiputada catalana Clara Ponsatí, quien en el colmo de la desvergüenza colgaba en su cuenta de Twitter un mensaje en el que, tras abogar por el cierre de la capital española ante el brote de coronavirus finalizaba con la frase «de Madrid al cielo», mofándose así de los más de doscientos muertos que en ese momento registraba la capital de España, y de sus familiares.

Por fortuna, vivimos en un país en el que la mayoría de la gente posee valores que les hace no comprender el extraño y vergonzoso sentido del humor de la diputada por España (le guste o no, es así) en el Parlamento Europeo, e inundaron las redes mostrando su desprecio ante tamaña barbaridad. Y la señora Ponsatí (lo de señora es una licencia mía) hizo lo que hacen los y las cobardes que se amparan en las redes para mostrar su verdadera cara y que no son capaces de aguantar la presión de la crítica y del desprecio de los demás hacia sus gracietas, así es que borró el tuit. Lo borró, en una muestra más de su personalidad, pero lo bueno que tienen las redes es que todo queda, y esta 'perla' de quien se supone que debería de poseer algunos valores indispensables para la convivencia como, por ejemplo, el respeto hacia los demás, ha quedado.

Como no podía ser de otra manera, el mensaje fue retuiteado por el también huido de la justicia española y eurodiputado, Carles Puigdemont, quien igualmente acostumbra a mostrar en las redes su altura moral al hablar de una España contaminada en los términos, «¡antes infectada que rota!», porque para este personaje, lo más importante no es lo que está pasando con el coronavirus sino el rédito que el independentismo puede sacar de todo esto, como muestran las pretensiones de Torra de que Cataluña, y solo Cataluña, tuviese un trato diferencial, como eso de aislarla.

Es triste que aunque la frase de Ponsetí ha recibido muchas críticas por parte del ámbito social y político, lo cierto es que las procedentes del mundo independentista se han hecho con sordina y casi justificando la expresión, como se pone de manifiesto en lo publicado por un miembro de Junts per Catalunya, el diputado en el Congreso Sergi Miquel, que ha dicho que «seguro que hay una expresión más oportuna para decir lo que seguramente todos compartimos». Y me he quedado helada. ¿Todos comparten lo que ella ha publicado, con el único 'pero' de la oportunidad? ¿De verdad todos son tan despreciables? ¿Él incluido? ¿Se puede ser tan de derechas como son ellos y con tan pocos valores de amor al prójimo como los que muestran?

Ponsatí, con ese aire frailuno y un tanto pitufillo con que se pasea por Europa despotricando contra nuestro país y contra todo lo que no sean sus 'valores', se ha caracterizado siempre por su odio a España, alcanzando el cénit de su paranoia en su estreno como diputada en el Parlamento Europeo con una intervención en la que dijo que la 'intolerancia' española contra los judíos inspiró a Adolf Hitler para llevar a cabo el holocausto. Ya ven, al menos reconoció que España existía en 1492. Y como quiera que esta tontuna no puede ser producto de su ignorancia, hemos de pensar que bebe en las fuentes del revisionismo histórico de Jordi Bilbeny, fundador del Institut Nova Història y responsable (esto de los judíos es nuevo) de la teoría de que Colón, Cervantes, Leonardo da Vinci o Santa Teresa (últimamente también Shakespeare, esto es un no parar) eran catalanes. Y todo esto con dinero público de la Generalitat, de todos los españoles. De esos que están muriendo en Madrid por el coronavirus, también.