El coronavirus es, además de una epidemia, una tapadera. El presidente de la Comunidad está intentando colar el pliego del concurso para la renovación del contrato de la televisión autonómica como la letra pequeña de las decisiones del Consejo de Gobierno cuando toda la atención política está concentrada en la salud pública.

Su consejero de Presidencia, Javier Celdrán, ha elevado por fin esta iniciativa a la comisión de secretarios generales previa al Consejo de hoy, en que el Gobierno debería aprobar las bases de la convocatoria a sabiendas de que los titulares de prensa resaltarán la cuestión que en este momento preocupa gravemente al conjunto de la sociedad. Pues bien, bajo el manto del coronavirus pretenden camuflar el gran tocomocho del concurso público de la TeleMiras.

Sobre esta cuestión se cierne una absoluta opacidad, hasta el punto de que el Gobierno carece de explicación acerca del retraso en la convocatoria, que debía haberse producido en un plazo previo a la extinción de la actual licencia al Grupo Secuoya, en su día apadrinado por el clan del exdiputado y conseguidor Vicente Martínez Pujalte, del que son figuras destacadas la secretaria general de Presidencia con rango de consejera, Mar Moreno (esposa del director general de la televisión autonómica, Antonio Peñarrubia, todo queda en casa), y la mallorquina diputada paracaidista al Congreso por Murcia, Isabel Borrego.

El Gobierno ha intentado colar la licencia para el nuevo concurso, tarde y mal, como de tapadillo, pero la iniciativa ha sido interceptada, sorprendentemente, por Cs, tal vez para evitar que no se le perciba como cómplice involuntario de una operación nada clara que no controla y sobre la que se ha escamoteado toda información. Ocurre que la competencia para la gestión de la tele autonómica corresponde formalmente a Hacienda y Presidencia, y desde ahí han pretendido colocar el concurso como si el asunto fuera responsabilidad de parte. Pero esta vez en Cs han estado prestos: el Gobierno es de coalición, y no va por parcelas, sino que las decisiones sobre todos los asuntos importantes han de ser colegiadas.

Tómese nota de este detalle, que quizá identifique un antes y un después: Cs, puede que para subrayar el amanecer de una nueva etapa derivada de la reconstrucción de su estrategia nacional, tal vez ha concluido la fase de seguidismo al PP en Murcia para empezar a marcar su diferencia y, sobre todo, para no incurrir en complicidades inadvertidas.

Luz y taquígrafos, incluso entre la bruma del coronavirus, no vaya a ser que éste lo tape todo. ¿Resucita Cs?