Ha llegado a mi móvil un vídeo en el que una feminista da una charla, propia de su materia de conocimiento, a los alumnos de esa academia musical que no ha vuelto a ser la misma desde que se fueron Bisbal y Chenoa. A mí, que dejé de ver el programa hace años, pero que fui fan total de la primera edición, me da pena que el concurso no sea noticia por cómo cantan los chicos o quién sale nominado.

De hecho, el último vídeo que me mandaron de OT, en plan viral, fue el de esa chica navarra que fue a Eurovisión, en el que salía cantando con otro chico City of stars de La La Land, ellos dos haciéndolo casi mejor que en la peli. Y, sin embargo, el vídeo de ahora es de una charla cultural que les han soltado a los chavales. No termino de entender muy bien por qué, en una academia de cante y baile, se tienen que preocupar tanto por las inquietudes filosóficas de los concursantes. Pero me da absolutamente igual la charla, y mi vida sigue siendo la misma.

Hay quien se ha rasgado las vestiduras por lo que dice la chica, quiero decir la feminista (ya no sé si el término 'chica' es correcto en el argot feminista) pero, en cualquier caso, el vídeo no tiene desperdicio, y si lo ves, te partes. Y desde luego, no creo que sea para enfadarse, es fatuo y artificial como pocas cosas. Y, además, como dice Narcís Rebollo, la libertad de expresión está para algo.

Eso sí, entrando en la materia, hay dos cosas que sí me han llamado la atención. La primera es la expresión feminismo anticapitalista. ¿Qué demonios quiere decir eso?

Digo lo mismo que el juez Emilio Calatayud: toda la vida luchando contra el botellón, para que ahora estas feministas salgan con el lema «sola y borracha quiero llegar a mi casa». Luego, se enfadan porque ni siquiera las mujeres les tomemos en serio

La otra cosa llamativa es el torrente de parrafadas que va soltando la chica, una detrás de otra, para mi gusto llenas de imprecisiones y de propaganda baratera, sobre lo que dicen los nazis a las mujeres refugiadas, o sobre los fachas, no sé, en general sobre todos los enemigos de las mujeres que pueblan el mundo, y la necesidad que tenemos, todos, de «aspirar a un feminismo anticapitalista porque es el feminismo que puede cambiar la lógica y hacer que el mundo funcione de otra manera».

¿Cómo te quedas? ¿en qué manera debe funcionar el mundo, capitalistamente hablando, para favorecer el feminismo? Esa asociación de ideas entre feminismo y socialismo no llego a entenderla. Me he quedado muerta, pero al mismo tiempo me he reído cuando ha dicho la única cosa en la que le doy la razón, con todo mi ser, y es cuando dice eso de que, si hay alguien más oprimido que el obrero, esa es la mujer del obrero. Ni mil palabras más. Al menos el obrero cuando llega a su casa, se acuesta. La mujer del obrero, cuando llega a su casa, entra en su otro trabajo. Dime tú si no es verdad. Ya lo decía mi tía Pili, que la mujer que trabaja tiene dos jefes. Tú ya me entiendes. Ay, qué risa nos ha dado aquí. La de chascarrillos que han venido a cuento.

Pero, hablando en serio, ¿tú no crees que eso de los obreros está ya superado? He cotilleado en la web y he averiguado quién es la tal Flora Tristán, la feminista autora de la frase de marras. No desprecio en absoluto lo que dijera esa santa mujer (y más todavía a la vista de su desdichada vida), pero esa señora nació en 1803, y aunque estoy segura de que cada palabra que decía sería la biblia, afortunadamente, en los siglos XIX y XX se lograron una serie de conquistas sociales, para los obreros y para sus mujeres, que hicieron que en la actualidad quede muy superado todo lo que dijera esa buena mujer cuando vivía.

Yo digo lo mismo que el juez Emilio Calatayud: toda la vida luchando contra el botellón, para que ahora estas feministas salgan con el lema «sola y borracha quiero llegar a mi casa». Luego, se enfadan porque ni siquiera las mujeres les tomemos en serio.