La pregunta es para el presidente de la Asamblea Regional, Alberto Castillo: ¿Se dispone a hacer algún tipo de investigación por el hecho de que una empleada del Grupo Parlamentario de Ciudadanos haya estado trabajando en la campaña electoral de las elecciones de compromisarios de este partido en favor de la candidatura oficialista que usted mismo apoyaba?

No lo tendría difícil, pues Castillo debe estar integrado en el grupo de whastsapp en que quedó constancia de este hecho gracias al reconocimiento expreso de uno de los miembros de la gestora regional, David Sánchez, candidato a compromisario a su vez, juez y parte, e incluso de la misma empleada, que pidió disculpas tras el follón que se creó cuando los militantes 'críticos' protestaron por el uso de las redes orgánicas para la propaganda parcial del grupo oficialista. Lo llevaron hasta el extremo de tener en el partido como community manager a una empleada de la Asamblea Regional cuyo sueldo pagamos todos los murcianos.

No hizo falta que el asunto produjera escándalo en una parte de la militancia convocada al voto; hasta otro miembro de la gestora, Valle Miguélez, escribió en ese mismo grupo algo así como «no puedo creer lo que estoy leyendo», tal vez para no verse implicada en un asunto claramente irregular, al que la consejera de Empresa, Ana Martínez Vidal, quitaba hierro al asegurar que la actuación de la empleada del Parlamento regional se había producido en un 'grupo no oficial', sin advertir que esto todavía resulta más grave, pues alcanza a más personas de las que están en el ajo.

La anécdota revela que los oficialistas pusieron en juego no solo todos los recursos del partido en favor de su opción (empezando por la propia gestora regional) sino también los institucionales: empleados del Parlamento Regional o, como ya comenté en un artículo anterior, redes de comunicación de la propia Comunidad autónoma, como el departamento de Artesanía.

El presidente de la Asamblea está tardando en poner en marcha una investigación para constatar la distracción de recursos de la digna institución a su cargo en favor del partido al que pertenece, y en concreto, a la facción del mismo al que personalmente apoya. No quisiéramos creer que La Segunda Autoridad de la Región consiente o avala tales comportamientos. Las pruebas las tiene en su propio teléfono móvil (grupo Naranjitos). La resolución que correspondería sería la supresión de las subvenciones al Grupo Parlamentario de Ciudadanos por el uso inadecuado de los asignaciones presupuestarias públicas que recibe, ya que las utiliza, según admiten en sus propios grupos de comunicación interna, para asuntos propios del partido, e incluso en conflicto con las normas internas del mismo, pues se limitaban a promover a una de las dos candidaturas en liza.

Pero Castillo, por lo que deduzco, no está en lo que tiene que estar. En una de esas redes internas ha escrito un largo lamento por el hecho de sentirse postergado de la nueva ejecutiva de Inés Arrimadas, a la que tanta devoción profesa. Y es que ha comprobado que es el único de los presidentes parlamentarios de Cs que no ha sido cooptado para tan brillante vasallaje. ¡El único! Y todo porque el periodo de su militancia en Ciudadanos es tan corto que no cumple las reglas exigidas para ser elegible o designado. No ha podido ni votar, y eso que esta vez se votaba para no tener que votar más, es decir, para no poder votar después al futuro coordinador regional. Se entiende su grave dolor a la vista de que tantas reglas han sido burladas en este proceso, menos la que a él le atañe.

Cierto es que Castillo sufre de alguna confusión, pues debiera recordar que no está donde ésta por ser de Ciudadanos, sino precisamente por no ser de Ciudadanos. En su día, el partido indagó en la búsqueda de personalidades independientes que pudieran adornar su candidatura autonómica y, perezosos en esa tarea, acabaron reparando en él, visitante habitual de la cafetería Tebas, anexa a la sede regional. Un tipo que había recibido el honor de pregonar más de cincuenta fiestas regionales y de hacer de 'negro' para los principales miembros del alto staff del PP en esa misma función (lo que significa que tenía recursos para hacer dos veces el mismo pregón, una en persona y otra por ventriloquía) merecía ser fichado. Y así fue. Pero su gloria se acabó cuando se convirtió en uno más de los del carné, después de renunciar a la orla de 'representante de la sociedad civil'. Y ahora ni Martínez Vidal le deja acudir a las visitas del Rey si éstas coinciden con alguno de sus mandados.

La pregunta es para Alberto Castillo: ¿va a investigar el uso de los recursos públicos de su partido en la Asamblea o se la va a envainar? Si se decide por lo primero, las capturas de pantalla las pongo a su disposición.