Los guionistas de Netflix han debido de visitar la Glorieta y dejar en los despachos de los concejales una serie de guiones para que desarrollen su trabajo. No se entiende que no hayan sido profesionales de esta plataforma los que han marcado las escenas rocambolescas, increíbles y hasta vergonzosas a las que ha asistido el respetable la semana que ha pasado. Hemos asistido a todo tipo de situaciones.

Desde papeles que se pierden para ordenar terrazas en una de las zonas más emblemáticas de la capital hasta la cara de guasón o de póker (no hay acuerdo entre los que han visto las fotos publicadas por este diario) que tenía el concejal de Urbanismo y Huerta, Antonio Navarro-Corchón, por las quemas y el incumplimiento por parte del Ayuntamiento de Murcia de aplicar la legislación vigente, que las prohíbe y las sanciona con las multas pertinentes.

Increíble, cuando no rocambolesca, la excusa que le puso el equipo del PP a sus socios de Ciudadanos, para no incluir en el orden del día la reordenación de terrazas en la avenida Alfonso X el Sabio, un proyecto que ya quedó sobre la mesa en la anterior Junta de Gobierno en lo que parece una carrera para ver quién de los dos grupos hace más daño al otro. Los damnificados como siempre, los gobernados que asisten atónitos a la guerra abierta que mantienen ambos partidos.

Ninguno está cómodo con el otro y tampoco existe una comunicación fluida entre los dos partidos. Los populares se muestran indignados en la esfera privada y echan un pulso a los naranjas cada vez que pueden. Mientras, los de Mario Gómez han expresado en público las dificultades que tienen para desarrollar su trabajo sin que, hasta el momento, la situación se haya revertido. En ese contexto, se ha visto paralizado el proyecto de reordenación de terrazas con el argumento del PP de que se ha traspapelado algún documento necesario para incluirlo en Junta de Gobierno el pasado viernes. O al menos eso es lo que le han dicho al concejal que lleva los asuntos de vía pública, Juan Fernando Hernández, que, de momento, es uno de los ediles naranjas que más encontronazos está teniendo con el PP.

Siguiendo con el guión de Netflix, las quemas han supuesto uno de los capítulos más vergonzosos de los últimos años en los que un concejal ha faltado a la verdad pese a que existe una orden por escrito a la Policía Local para que haga la vista gorda, como se dice coloquialmente, ante un problema que parece que se le ha ido de las manos a este Ayuntamiento y a toda la Región.

Todos los días nos desayunamos con vídeos e imágenes de quemas agrícolas que envuelven las poblaciones en una especie de niebla que, en algunos casos, tiene desconcertados a los ciudadanos. El Gobierno local, antes y ahora, no se ha caracterizado nunca por abordar este asunto de manera serie con vigilancia y medidas encaminadas a disminuir esos fuegos tan nocivos para la salud. No es cuestión de traer de nuevo aquí los informes de la OMS sobre los efectos de estos humos para la salud que, junto a los del tráfico, suponen un arma letal para los humanos. Y si sorprende ha sido todo lo anterior más aún fue la actuación de Vox, que defendió en la sesión al teniente del Ejército del Aire denunciado por acoso.

La portavoz del partido de Abascal en el Ayuntamiento, Inmaculada Ortega, dijo que el teniente Fernández Galindo, denunciado por la concejala del PSOE en Murcia, Teresa Franco, estaba siendo «víctima del feminismo más radical». Vergüenza ajena, bochorno y sonrojo provocaron esas reflexiones en una semana para olvidar, que se puede resumir en que este consistorio es una ruina. Por nadie pase.