Sus muchos artículos de prensa, sus muchos trabajos publicados y su último libro de poemas, Hipocampo, nos acercan suficientemente a José Carrión, catedrático de evolución, uno de los más importantes investigadores de nuestra Universidad. Lo conozco bien, porque fuimos, desde el primer día, dos amigos de Universidad que apoyamos y nos sentimos orgullosos de sacar adelante la candidatura de Orihuela, tal vez el mejor rector que haya tenido la Universidad de Murcia.

José Carrión, en una de las solapas de su libro, define así su pasión por la escritura poética: «Escribo porque crecí bajo el código de la pelea callejera y el juego en solitario, porque no me gusta quejarme, ni suelo criticar, porque adoro el recogimiento, porque trabajo como científico y la poesía me parece literatura con causa, geometría, proyecto y corolario». Y la profesora Mercedes Farias define en el prólogo la poesía de José Carrión como «profundamente violenta desde el punto de vista formal», dedicada a lo femenino, lo igualitario y lo multiforme. «Su estilo recuerda a los lienzos de Pollock», asegura Farias, «repletos de fractales y apasionados trazos», desconcertante al principio y armónica después. Y añade: «Carrión nos abofetea, nos despierta, nos alienta, para guiarnos después por secretos jardines», para advertir a continuación a quienes se decidan a transitar por estas páginas: «Prepárense para ser sacudidos, arrollados, despedidos, también acunados en ternura. La meta es noble: el conocimiento».

En un segundo prólogo, en el conocimiento incide también Gabriela Amorós Seller, para hablar de la obra: «José Carrión es mucho más que un científico, es un auténtico humanista en pleno ejercicio de los que apenas quedan, y sabe que lo interdisciplinar es la clave del conocimiento», e incide en el carácter autobiográfico de los poemas que integran el libro: «La palabra del poeta se confunde con su ser mismo», asegura, para finalizar que «la lectura de Hipocampo es tan exquisita como el conocimiento y tan estrellada y cegadora como una desnudez aparentemente insensata».

En el acto homenaje, en el Hemiciclo de la Facultad de Letras, sobre lecturas de poemas del libro de Carrión y nuevos versos que ofreció de la misma o parecida articulación metafórica, recitaron varias personas elegidas por el propio poeta, como la profesora de Derecho Mercedes Farias y la artista Gabriela Amorós, ambas prologuistas de la obra, así como José Antonio Molina Gómez, vicedecano de Letras. A continuación, una decena de profesores y personal de la UMU, así como diversos amigos y familiares, recitaron poemas del libro.

Pepe Carrión, el poeta y amigo y leal, me dio a recitar el poema titulado Fantasmas, que surge de un encuentro poético con el excelente poeta Luis Rosales, quien fue «capaz de dar la vuelta al mundo en un silencio». Dice Carrión que los fantasmas son obstinados y argumentos frágiles así como testigos de algodón. Llegan como niños, sin derecho al testamento. Los fantasmas son esencias de palabras que no llegaron al umbral de la verdad, pasiones arrincionadas, sentimientos lacrados, fantasmas al fin, manotazos, derrotas que se hicieron eternas, rugidos de un tiempo pesaroso que convivía y convive con el poeta reclamando el momento».

Tuvimos la suerte de que fueran esa tarde Pepe Orihuela y su señora, saludos, saludos y abrazos a quien deja huella inteligente y verdadera, agradecida la buena de Isabelle García Molina. Y hermosa y emocionada presentación la de la anciana maestra del Carrión, primera persona que pudo observar lo que llevaba Pepe en la cartera cuando era un niño, su niño; le encontraba también entre cosas viejas: papel y lápiz, insectos ya secos, listado de animales y, dijo, higos y almendras, de la última cosecha; un niño del campo y la montaña, un buscador de huesos y de la ciencia peregrina; pero un humanista, y un poeta que ha llegado al verso para quedarse en esta Murcia nuestra que nos llena de esta novísima poética.

No se la pierdan.