Mientras la Comunidad autónoma continua con lo de 'si son galgos o podencos' (aquella fábula de Tomás de Iriarte de la que aprendemos que no es conveniente perder el tiempo elucubrando sobre el tipo de peligro que nos acecha, porque lo que hemos de hacer es reaccionar ante el mismo), en relación con el estado del Mar Menor, la laguna salada continua apareciendo ante los ojos de los asombrados visitantes con una capa verde que impide ver el mar de hace tiempo, y que habla de su estado de deterioro sin que, al parecer, se esté haciendo algo para que no continúe la degradación. Porque las advertencias, con un cierto tufillo de amenazas a la Administración central por parte del presidente del Gobierno regional, López Miras (a veces tienen un aire infantil que no se corresponde con la importancia institucional del que las hace), no solucionan nada. Hace unos días, una vez más, se refería a la actual ministra para la Transición Ecológica garantizando que le seguirá exigiendo «que se comprometa con el Mar Menor, es decir, que haga algo, porque el Gobierno central no ha hecho nada».

Y la verdad es que este hombre consigue sorprender siempre. Habla del Mar Menor como si su Gobierno no tuviese que hacer nada al respeto, como si no se hubiese leído la propia página web de la Comunidad donde aparece el siguiente texto: «La dirección general del Mar Menor asume las competencias y funciones de estudio, planificación, ejecución y desarrollo de los proyectos y actuaciones en el Mar Menor relacionados con la protección y regeneración ambiental de su ecosistema, sin perjuicio de las atribuidas a otros órganos directivos de la Administración regional. También le corresponderá la coordinación con los distintos organismos y direcciones generales de la Comunidad autónoma y con otras Administraciones públicas y entidades públicas o privadas con competencias concurrentes para el desarrollo de dichos proyectos y actuaciones, y el impulso del conocimiento científico y la investigación aplicada en relación con problemas ambientales de la laguna».

Sí, yo creo que quedan explicitadas bastante bien las competencias de la Comunidad respecto al Mar Menor, pero aquí estamos, en si 'son galgos o podencos', y mientras lo dilucidamos y nos atrapa el peligro por el que cavilamos, el personal se entera de que «se venderá la laguna salada como un 'destino multiexperiencial' con una oferta renovada y diversificada, de más calidad y más sostenible».

Asímismo, la consejera de Turismo y Deportes del Gobierno de la Región, María Cristina Sánchez, intervenía en la Asamblea y hablaba del 'destino multiexperiencial' de la castigada laguna. Que digo yo que si la primera experiencia que el turista quiere es la de bañarse en las aguas del Mar Menor, y al parecer esto será imposible (las fotos del actual estado de sus aguas no dan lugar a dudas), lo de 'multiexperimental' pues no sé yo.

La consejera ha anunciado que 5,8 millones de euros de su departamento se destinarán a promoción, comercialización y comunicación porque, según ella, «con esa inversión se espera impulsar la desestacionalización y diversificación de los productos turísticos, la mejora del posicionamiento de la región como destino turístico y, sobre todo, el refuerzo y la visibilidad de la 'marca Mar Menor', para lo que se empleará el 80% de esa partida, 3,2 millones de euros». Y el personal se pregunta si realmente esta mujer cree que con la publicidad es suficiente para cambiar el color del agua del Mar Menor: ¿de verdad piensa que los turistas son tontos de remate?

Supongo que ante la incapacidad que está demostrando el Gobierno regional para encontrar solución al problema, el Ejecutivo central tendrá que intervenir, al final, todo lo que afecta al Mar Menor. Mientras tanto, aquí estamos, reflexionando sobre si son 'galgos o podencos'.