La camisa asomando por debajo del jersey en la manga mientras esperas en el semáforo, el sol de la mañana reflejado en las motas de polvo del interior del coche y acordarse de Un buen día. El último trago del café y las carcajadas justo en el instante en el que te has metido en la cama fría. Evitar un bache que conoces en la carretera y pasar con una rueda por el hueco en el último badén de la calle Turbintos. Los nombres de calle que no son de personas, niños que aún juegan al escondite en los jardines. Que la alarma del objetivo de pasos en un día te pille con Guille al lado. Comprarse un pionono sin que lo sepa nadie. Salir al cine y acabar cenando una ostra ahumada solos en una tasca del centro con vino de Lanzarote.

Aparcar en un solo movimiento. Sentarse en una valla urbana a esperar un rato. Olvidarte que dejaste el móvil en modo avión para dormir. Encontrar un papel necesario en el lugar en el que creías que iba a estar. Que Alicia compre flores. Usar un calzador de zapatos décadas después, y que funcione. Encontrar un sacacorchos perdido en el bolsillo de una trenca. El olor a malta tostada. Leer en el tren una escena que transcurre en un tren mientras ponen una película en la que la acción transcurre en un tren. Quedarse dormido en los deportes del telediario y despertarse antes de que acaben como si hubieras dormido horas. Las botas de baloncesto de Lucas. El gesto de la bisabuela al poner el marcapáginas en la novela que está leyendo cuando llegamos al salón. Y cómo se quita las gafas. Y cómo sonríe. La alegría sardinera de Paloma y Rafa.

Las fundas de lana para las barajas de cartas en el cajón de los juegos. Las mantas de cuadros negros y colores. Olvidar una cita con el dentista. Buscar ciudades lejanas en Google Images. La fascinación de mis hijos por Bryan Clough y el Nottingham Forest. El cojín para ver la tele. La mitología en torno a Guerra Mundial Z con ella. Guardar los pendientes y el ritual del descanso. Las narraciones de los goles de Miguelito en la Play. Las recomendaciones de Lorena Javierre en Instagram. El examen sobre el cuento de la noche anterior. Las tostadas de aceite, pimentón, sal y limón. Zanahorias, lombarda y tomate seco. La Walkiria de Wagner y Arde Bogotá. Que un amigo, amigo suyo, te diga que te pareces a Gistau. Saber que este año, pase lo que pase, nos volveremos a ver todos. Saber con qué se va a reír Alicia hoy. Y reírme con ella. Saber que a Luis le gustará este achopijo. Disfruten. Vale.