Si hubiera que describir en términos de estrategia deportiva lo que se vive en la política autonómica y estatal en estos tiempos, encajarían bien algunas de las jugadas de ese deporte: el rugby.

Por ejemplo, con la 'patada seguir' donde el jugador acorralado por los rivales se saca el 'melón' de encima a ras de suelo provocando una trayectoria caótica y atolondrada.

Es lo que ocurre estas semanas cuando, en vez de hablar de los problemas acuciantes de la Educación como la reforma de la LOMCE que calladamente prepara Madrid o de las asignaciones presupuestarias a la enseñanza concertada y a la pública en la Comunidad, caemos en la estratagema de Vox y su búsqueda del protagonismo con la polémica surgida en torno al pernicioso veto parental.

'Patada a seguir' con lo que sufre el Mar Menor con unas Administraciones que se acusan de inoperancia y cicatería a la hora de poner dinero mientras los vecinos y comerciantes ven cómo se echa encima la Semana Santa sin visos de que la situación mejore. Más bien de que sea susceptible de empeorar ante la pasividad de unos y otros.

O la parsimonia con la que la Velocidad Alta, que no el AVE, se toma en llegar de una vez por todas soterrada a la ciudad de Murcia. No digo ya a Cartagena y Lorca que, a este paso, remontarán la década de los 30 esperando a que se cierre el Corredor Ferroviario del Mediterráneo.

Y la quimera de lograr un nuevo modelo de financiación autonómica, prometida como señuelo para aplacar las iras territoriales de la desigualdad, que seguirá siendo una pesadilla este 2020. Con elecciones en País Vasco, Galicia y Cataluña, Moncloa no se atreverá a remover ese avispero.

Y tantos y tantos proyectos que siguen languideciendo en el tiempo con el balón de las soluciones y el aporte del dinero correspondiente dando tumbos por el terreno del juego de la política. Nadie parece querer cogerlo, sujetarlo contra su pecho y lanzarse a la carrera para posarlo tras la línea de marca donde está la realidad y lo concreto.

A falta de ello, la pelota seguirá atrapada en la 'melé'. Verán estos meses cómo Gobierno regional y Delegación del Gobierno (con el cambio de titular y perfil) se enlazan por los hombros frente a frente, y se empujan para que las culpas de la ineficacia se queden en el terreno del otro.