Vox va a ganar las próximas elecciones en la Región de Murcia. Lo digo así, casi como un acto de psicomagia, debido a que mis previsiones políticas suelen fallar estrepitosamente, e igual dejándolo por escrito pronto, alto y claro, consigo cabrear a los hados para que me contradigan. Porque si esa previsión se cumple, seremos el primer feudo, aunque también el único, en el que gobernará la ultraderecha. Un desastre más para nuestra región, y más chistes a nuestra costa. Con la salvedad de que por primera vez en la historia ese desastre para la Región de Murcia lo será también para el Partido Popular.

El jueves pasado anuncié que hablaría de la vacuna para evitar el desastre, y parece que durante toda la semana las noticias se han puesto de acuerdo para ayudarme. Basta con echarle un vistazo, por ejemplo, a la última votación en el Congreso de los Diputados. Se tramitaba la subida de las pensiones y todo el arco parlamentario, excepto un grupúsculo, votó a favor. Un mar de síes por el bienestar de nuestros mayores frente a una isla mínima de puntos en contra que de pronto parecía mucho más pequeña de lo habitual. Así han cauterizado la herida en Francia, en Holanda, en Austria, en Italia, en Grecia... Y hace unos días Angela Merkel ha recordado también a los alemanes que ese es el único camino que una derecha sensata puede seguir. El problema aquí es el adjetivo 'sensato', porque en España esa vacuna tendría que aplicarla el Partido Popular.

A nivel nacional aún aguantan porque Mariano Rajoy abonó durante muchos años el terreno de esa derecha sensata. Pero en la Región de Murcia el gobierno del Partido Popular ya era de Vox mucho antes de que Vox existiera, y siguen en la línea de dejarlo todo atado y bien atado para que en los próximos comicios los de Santiago Abascal se sienten a mesa puesta a comerles la tostada. Y si tuviéramos aquí un Núñez Feijóo, aún habría margen para la esperanza. Pero es que la persona que tendría que dar un golpe de timón en la Región de Murcia es el presidente López Miras.

Cada vez que la dirección de un partido elige un hombre de paja, el poder acaba convirtiéndolo en hierro. Ocurrió con Mariano Rajoy y con Pedro Sánchez, por poner dos ejemplos a nivel nacional. Ocurrió aquí con Pedro Antonio Sánchez. Pero se ve que esa alquimia del poder no se transmite a la tercera generación porque nuestro actual presidente hace ya tres años que dirige el Gobierno y no da señales de solidificación.

Así que el señor López Miras va a pasar a la historia como el hombre que acabó con veinticinco años de hegemonía del Partido Popular para entregar en bandeja de plata a la ultraderecha el Gobierno de la Región de Murcia. Y que Dios nos pille confesados.

Oiga, pero usted no era el que fallaba en todas sus previsiones políticas. Sí, señor, y a mucha honra; eso quiere decir que aún no estoy yo tan loco como el mundo. Es más, ojalá que me equivoque también en esta. El problema es que la psicomagia no funciona, los hados no existen, y hasta un reloj parado da bien la hora dos veces al día.