Recuerdo cuando era pequeña y deseaba que mis padres me compraran algo especial, algo que se escapara de lo corriente. Nada de bloc, lapiceros? No, cosas no contempladas, no previstas. Y mi madre (la microeconomía de la casa la llevaba ella, y todo funcionaba como un reloj) decía aquello de 'este mes no', que yo nunca acababa de entender porque ese mes no, y otro sí. Pero con el tiempo interpreté que 'este mes no' significaba que en mi casa no se gastaba por encima de lo presupuestado, ni ese mes ni ningún otro.

Pues a nuestro presidente, a López Miras, le ocurre todo lo contrario. Para ganar elecciones promete, y cumple es cierto, bajar los impuestos, siempre tan impopulares. Y aunque es verdad que incluso con eso no las ganó, aunque gobierne, lo cierto es que esas promesas son bien recibidas, y ayudan a conseguir votos. Pero lo que no puede pretender es que la contabilidad cuadre, porque si se producen menos ingresos y los gastos son los que son, las cuentas no salen. Y sí, durante un tiempo se podrá comprar a crédito, pero llegará un momento en que los que nos hicieron la vida más fácil con esos créditos que nos permiten presumir, decidan cobrar, que es lo más natural. Y si no se les paga, pues pasa lo que pasa, incluso que la Tesorería de la Comunidad autónoma quede, prácticamente, intervenida por el Estado, porque como ustedes ya saben, el ministerio de Hacienda le ha hecho saber al Gobierno regional que, teniendo en cuenta que se muestra muy moroso con los proveedores, saltándose a la torera el plazo fijado para el abono de las facturas, a la Administración central no le queda más remedio que intervenir para que los afectados puedan cobrar y dormir con una cierta tranquilidad, porque esos proveedores tienen trabajadores a su cargo, y todos los meses han de pagarles, y si la Administración se olvida de ellos el resultado es fácil de imaginar.

Sobre todo cuando se sabe que la Comunidad autónoma tiene, con las empresas proveedoras, una deuda superior a los doscientos millones de euros, llegando a tardar hasta ochenta días en pagar a dichas empresas. Algo suficientemente grave como para que la Administración central haya tomado cartas en el asunto, implantando esta norma que se extenderá por un plazo de seis meses, hasta que se vuelva a recuperar el nivel medio de pago por debajo de treinta días.

Por cierto, ante los lloros de los responsables del Gobierno regional, que han salido en tropel diciendo que es 'una medida arbitraria, oportunista e irresponsable', que 'los motivos son estrictamente políticos', que 'intentan penalizar y perjudicar a los murcianos', y cosas por el estilo, hemos de recordar que esta decisión es una medida contemplada en la Ley de Estabilidad Presupuestaria. Una medida, que ya fue aplicada en el 2017, en las autonomías de Extremadura y Aragón, con un Gobierno del PP presidido por Mariano Rajoy. Es decir, esta no es una decisión que el Gobierno central haya tomado para perjudicar a 'esos murcianos' a los que, al parecer, tiene 'manía'.

Cuando en el 2019 López Miras anunciaba a bombo y platillo la bajada de impuestos sobre la Renta de las Personas Físicas, ya se decía que supondría una merma de recaudación de 15,2 millones de euros. Y ya entonces López Miras, pregonaba (este hombre cuando se viene arriba es imparable) que su objetivo era mantener la reducción del IRPF hasta el 2023, a la vez que se nos decía que tendríamos más dinero para Sanidad y Educación. Vamos, la cuadratura del círculo. El caso es que, al parecer, estas cosas no son tan fáciles de ajustar. El resultado es que la deuda pública de la Región ya está en 9.699 millones de euros, lo que supone el 30,7% del PIB, y es necesario reconducir esta errática Administración. Y sin que nos tengan 'manía' ¿alguna vez este Gobierno asumirá sus responsabilidades? ¿Gobernará más sin lloriqueos?