El ciclón Vox llegó en el momento más inoportuno, y Somos Región sufrió las consecuencias, por lo que el partido fundado por Alberto Garre, que se las prometía felices, sobre todo en sus expectativas autonómicas, se vio desbordado por los acontecimientos. Dimisiones, deserciones y algún que otro 'amigo' que se bajó del autobús verde limón cuando ya estaba en marcha para subirse al autobús verde Vox. Por si faltaba algo, las elecciones anticipadas generales de abril, a un mes de las autonómicas y municipales, terminaron por desinflar las expectativas que se anunciaban.

Pudo aprovechar las circunstancias y liderar a la formación de Abascal en Murcia, incluso los cantos de sirena de la formación naranja de Ciudadanos, se oían a lo lejos, muy a lo lejos podrían decir algunos, pero sin duda se escuchaban, aunque ese cambio de vehículo era imposible, sobre todo conociendo su coherencia política. Ahora, cuando las luces de Somos Región siguen apagándose y la organización languidece, es justo reconocer que tanto Alberto Garre como la organización llevaban razón.

Llevaba razón el expresidente cuando anunciaba que el futuro agrícola del Campo de Cartagena estaba escribiéndose a favor de otras comarcas de la región, y que algunos agricultores de esa zona no estaban viendo que eran y son utilizados como moneda de cambio, al mismo tiempo que otros invertían e invierten en campos de cultivo allá por el Guadalentín.

Llevaba razón Alberto Garre cuando reclamaba que la Región necesitaba una voz propia, no sujeta a directrices de Madrid, y que mientras no se produzca ese cambio, no solo político, sino sociológico, seguiremos sentados en el vagón de cola de este país. Primero fue Cantabria, después Teruel, ahora León: comienzan a levantar la voz con menos de medio millón de habitantes, mientras aquí, como millón y medio de ciudadanos, seguimos llorando por las esquinas y por los platós de televisión mientras nos dan hostias por la derecha y por la izquierda.

Y llevaba razón el ex líder de Somos Región cuando nos alertaba del declive intelectual del Partido Popular, y que dejarlo en manos de una pandilla de niñatos que solo han sabido vivir de la política era poner el tren regional en vía muerta.

Nuestra imagen como región sigue deteriorándose día a día, no solo el Tribunal Constitucional nos ha vuelto a decir alto y claro que el Gobierno regional engañó a los sindicatos y a los funcionarios cuando aprobó un acuerdo que sabían que era inviable, o que Hacienda nos intervenga para que el dinero que nos envía no se gaste donde no se debe, sino a quien se le debe, hasta este fin de semana pasado, hemos visto como el número dos de VOX, Ortega Smith, se ha venido a nuestra tierra, donde su partido ganó las elecciones, a pegar tiros en Alcantarilla, y encima mientras salían sus balas de su HG K36, e iniciaba su propia cruzada, llamando a la pobre diana que acribilló 'Hijo de puta del Daesh'. ¿Qué dirían los de VOX si aparece un talibán junto a una diana y dice: este es un hijo de puta cristiano?

Ya no solo somos la región donde ganó Vox, sino que encima nos hemos convertido en su campo de tiro.

Cuánta razón llevabas, expresidente.