Vuelta a la casilla de salida. Así se encuentra en estos momentos el transporte público de la capital de la Región con la nueva propuesta que ha surgido en el Ayuntamiento de Murcia y que ha sido apoyada en el Pleno municipal de enero por los grupos de oposición (PSOE y Podemos presentaron mociones para recuperar el tranvía) y el Gobierno local (PP y Cs propusieron una alternativa, que fue la que salió adelante con el apoyo de toda la Corporación).

El 'ok' del pleno a debatir cómo enlazar el centro de la ciudad con el barrio del Carmen, la Arrixaca y el Polígono Industrial Oeste y ver si la mejor opción es el tranvía o el tranvibús como elemento vertebrador de la movilidad sostenible hacia la zona sur ha puesto de nuevo en el centro de la diana las graves carencias del sistema de transporte. Un transporte público que se antoja caro, poco competitivo y que no ha servido para desterrar de una vez por todas la sensación que tienen los habitantes de pedanías de que el 'Imperio', parafraseando a un alcalde pedáneo que se refería así a la ciudad de Murcia, se aprovecha de ellos sin contraprestación alguna.

Una red de transporte público moderno y eficiente se ha revelado como uno de los pilares y servicios básicos de las sociedades modernas, que necesitan una permeabilidad competitiva a la hora de moverse de un lado a otro y que en la actualidad afrontan un momento decisivo ante el cambio climático y la contaminación por polución derivada del tráfico.

Así, resulta un elemento básico y fundamental para luchar contra las PM10, esas partículas tóxicas cuyo aumento de manera descontrolada ha llevado al Ayuntamiento capitalino a activar durante este mes de enero varias veces las alertas por un medio ambiente insano, agravado, cómo no, por las quemas incontroladas que ya están en manos de la Fiscalía de la Región, que ha sido alertada por la Plataforma Stop Quemas.

El debate sobre si es mejor el tranvía (PSOE y Podemos abogaron en el pleno por ese sistema) o el tranvibús (propuesta liderada por el alcalde de Murcia, que lo llevaba en su programa electoral) es importante, aunque no debe ser el epicentro del debate. Ya en planes de movilidad anteriores, que quedó en el tintero ese tranvía como la panacea con distintas líneas que tejían una malla de araña y daban servicio a las pedanías más pobladas del primer cinturón de la ciudad e incluso a municipios limítrofes.

A la vuelta de los años, ese plan fue desterrado sin apenas avance. Lo único que se hizo fue sacar a exposición pública el itinerario que seguiría esa línea hacia el sur con el resultado de casi 3.000 alegaciones que no fueron contestadas por la Administración local, en un claro ejemplo de desprecio hacia los administrados que siguen sufriendo la nefasta gestión que se realiza en la capital de la Región sobre el transporte público. El Gobierno local no tenía obligación de remitir respuesta a los alegantes (es preceptivo llevarlo a consulta, pero no obligatorio contestar), pero habría sido un detalle por su parte.

Ahora, el Ayuntamiento llevará las nuevas propuestas a la Mesa del Transporte, que no se reúne desde 2017 para hacer un nuevo plan. Es necesario y recomendable que se llegue al más amplio consenso y que toda la Corporación se implique en lograr un documento que cuente con unanimidad y que esté basado en un gran pacto local (similar al que se está pidiendo desde hace años para la Educación) que garantice la mejora del transporte público gobierne quien gobierne en la Glorieta. Amplitud de miras y lealtad institucional serán fundamentales para llegar a ese acuerdo que trascenderá este mandato y que deberá aplicarse durante sucesivos gobiernos.

En caso de que no sea posible ese gran pacto local, Murcia no superará nunca el 'Complejo de Penélope', la mujer del rey de Ítaca que tejía por el día y destejía por la noche, situándose siempre en la casilla de salida, en el punto en el que está la red de transporte público de la capital de la Región. Por nadie pase.