A John Lennon se la adjudica la frase «La vida es eso que pasa mientras que tú haces otros planes». Ahora parece que también podemos decir que la vida es eso que pasa mientras hablamos de política, nos ocupamos de la política y soñamos con la política. Así es que, si les parece, hoy dejaremos estos temas para otros, y nosotros hablaremos de otras cosas. Por ejemplo, de gente que lleva el nombre de Murcia por otros países, porque lejos de dedicarse a la política, se ocupan de intentar mejorar el mundo. Y este es el caso de Fernando Alemán Guillén. Un investigador, nacido en Murcia, que estudió el bachiller, con sobresaliente, en los Maristas, que se licenció en Farmacia en Granada, que con una beca del CSIC hizo su doctorado en el CEBAS, que estuvo un tiempo en Practicum Script (centrado en el entrenamiento del razonamiento clínico), para más tarde ser becado para hacer un posdoctoral en San Diego, EE UU, donde continúa viviendo ahora y donde está desarrollando una investigación sobre «cómo desactivar un 'gen del dolor'», clave para aumentar la esperanza de un tratamiento a largo plazo para aliviar la agonía de enfermedades graves para millones de personas, tal y como informa, en una largo artículo, el prestigioso diario Daily Mail, el segundo periódico más leído en el Reino Unido, con una tirada de casi un millón y medio de ejemplares, y que se ha hecho eco de esta investigación que se está llevando a cabo en la empresa emergente Navega Therapeutics, con sede en San Diego, California, que ideó una técnica revolucionaria para tratar el dolor y cuyo cofundador es el doctor Fernando Alemán.

Una técnica que modifica el ADN de un paciente, silenciando un gen que transmite señales de dolor en la columna vertebral. Los estudios preliminares en ratones ya han demostrado ser exitosos y los investigadores, entre los que se encuentra nuestro paisano, planean comenzar los ensayos en humanos el próximo año, ofreciendo potencialmente a los pacientes con enfermedades terminales y crónicas la posibilidad de recibir atención sin dolor.

Las personas con dolor intenso a largo plazo, llamado dolor crónico, a menudo reciben analgésicos opioides, lo que provoca una epidemia de adicción. En contraste, nos manifiesta el cofundador de Navega, Fernando Alemán, «una gran ventaja de nuestro enfoque es que no es adictivo».

La supresión de este 'gen del dolor', llamado SCN9A, podría usarse como una alternativa a la morfina, ayudando a los pacientes con cáncer a continuar la quimioterapia por más tiempo y permitiéndoles vivir sus últimos meses más plenamente. Su método utiliza la nueva técnica de edición de genes de alta precisión llamada CRISPR, que hasta ahora se ha utilizado principalmente para combatir enfermedades hereditarias raras. El método de Navega Therapeutics es colocar la herramienta de edición CRISPR dentro de las partículas de un virus inofensivo, que actúa como un caballo de Troya.

Estas partículas virales se inyectan en la columna vertebral, como una epidural, después de lo cual 'infectan' las células neurales. Una vez dentro de una célula, se libera la herramienta CRISPR y se pone a trabajar para silenciar el gen del dolor.

El genetista Fyodor Urnov, profesor de la Universidad de California en Berkeley, ha elogiado el trabajo de Navega diciendo: «En los Estados Unidos, 70.000 personas mueren cada año por una sobredosis de narcóticos analgésicos. Por lo tanto, tener una forma no narcótica para tratar el dolor por cáncer sería un gran beneficio».

Pues en eso está el científico Fernando Alemán. Un murciano, alejado del ruido, y a veces de la furia de la política española, que experimenta que la vida puede ser también eso que pasa mientras se investiga para el bien de la humanidad.