Hace unos días pude leer el balance del pasado año hecho por una revista dominical. Este rezaba que el 2019 había sido el año de las movilizaciones. Hablaba de 365 días salpicados por un clima de lucha y de cambio por romper con el orden establecido y explorar nuevos horizontes, sin entrar a enjuiciar los porqués de cada una de estas movilizaciones: la del Brexit en Inglaterra, la de los paraguas negros en Hong Kong o la de los pensionistas en varias ciudades de España. De todas ellas se revelaba un extracto común: el de cambiar lo establecido con la intención de mejorarlo a través de la lucha y la defensa de las creencias.

Ahora, ya en el 2020, me hago una pregunta: ¿Será este año una continuación del anterior? Y, de una manera más directa, ¿tomaremos ejemplo y será mi colectivo capaz de hacer valer aquello en lo que cree? Mi colectivo, es decir, el personal laboral del Servicio Murciano de Salud y, en especial, los residentes médicos de las diferentes especialidades, tenemos claro el modelo sanitario que queremos: un modelo basado en la excelencia, con un trato humano y de calidad.

La excelencia se ha ido tejiendo a través de mucho esfuerzo, durante épocas, mediante diferentes programas que se han ido implementando en el marco del Sistema Nacional de Salud, como son el alabado sistema de trasplante de órganos o nuestro actual sistema de formación MIR. Pero dicha excelencia es muy fácil de socavar si no se pone en valor y se refuerzan las piezas de un delicado engranaje. Debe haber una serie de elementos que funcionen a la perfección: una remuneración digna y adecuada a la responsabilidad verídica, un reconocimiento a nuestra posición como actores principales dentro del sistema sanitario y una participación más real en la toma de decisiones son algunas de esas piezas básicas para que la rueda gire.

A priori, todas ellas parecen lógicas y pueden conseguirse de manera sencilla. Me resulta difícil entender cómo dicha maquinaria se va a poner a funcionar a pleno rendimiento cuando 'no somos un colectivo prioritario' para la Administración. Es por ello que tengo el pensamiento invadido por una serie de fantasmas que me hacen pensar que la etapa de formación del futuro de la Sanidad murciana tan solo es una etapa subyugada a un 'tienes que pasar por esto, porque en mi etapa fue peor' o 'ya finalizarás tu periodo de residencia' y, por tanto, se adquieren dinámicas de trabajo donde la calidad y la humanización quedan en un segundo plano.

Siendo conscientes de esta realidad, creo que el 2019 es una antesala de lo que nos deparará este nuevo año. Porque tu futuro, como paciente y usuario del sistema sanitario, depende de nuestro presente y de nuestra continua implicación. En este 2020 ha llegado la hora de coger las riendas y, a través de las movilizaciones que sean necesarias, luchar para que dicho futuro, el tuyo y el nuestro, sea todavía mejor.

¡Por tu mejor futuro! ¡Por un 2020 de movilizaciones!