Con la derecha existente (PP, Ciudadanos y Voz) en nuestra Región, y en relación con el Gobierno regional, hemos visto sacar del baúl de los recuerdos de los últimos coletazos franquistas viejos esquemas educativos, como es el caso reciente de la imposición por Vox a los otros partidos de la derecha, si es que quieren que estos voten los presupuestos, de una idea que rompería en pedazos derechos de profesores, alumnos y centros escolares, así como conculcaría leyes internacionales y tradiciones de las mejores causas de la buena educación en libertad, desde metodologías que la derecha no comprende porque no le gusta y no sabe de ello. Nunca supo.

Así ha llegado desde Murcia a otras regiones este pin parental, que no es otra cosa que sean los padres quienes decidan qué enseñanza deben recibir sus hijos y para ello destruyen la educación de los alumnos empezando en la primaria y hacen desaparecer la libertad de cátedra entre el profesorado de aquellas actividades curriculares que tienen relación con derechos del niño. En este sentido cabe pensar que la derecha lo que desea es subvertir la legalidad del currículo profesional y abandonar a su suerte a los niños afectados en nuestra región en las escuelas públicas, ya que las privadas, bien por laicas o bien por religiosas, tienen sus idearios y 'catecismos' para colmar los deseos que pide esta derecha cerril.

El pin parental es una censura previa que los padres imponen al centro educativo mediante legislación autonómica y no serán los maestros quienes decidan en materia curricular especialmente en cuestiones como sexualidad, violencia de género o derechos LGTBi. El Gobierno del Estado recurrirá por la vía judicial la implantación de esta censura a todas luces ilegal. Y lo es, sobre todo, porque nadie tiene derecho a educar a sus hijos en el odio a la diversidad, en el machismo y la xenofobia. Por ello se está solicitando al Gobierno de España y se ha exigido al regional de Murcia, a través de miles de firmas que se retire esta medida de pin parental que tanto daño podría acarrear en nuestra comunidad de llevarse a efecto.

Y más aún, porque la marca Murcia, con esta derecha cerril tan unida como necia, nos está poniendo poco a poco en el más temible de los horizontes de política educativa reaccionaria sin tener en cuenta a la sociedad y a quienes imparten y reciben docencia, y ello de forma totalmente insolidaria.