Pensábamos que Ciudadanos venía a modernizar a la derecha de este país. Algo tan necesario como imprescindible para el devenir de una Europa que necesita compromiso para fortalecerse y una España que anhela estabilidad y nuevos lazos de confianza entre la clase política y la ciudadanía.

Según el último barómetro del CIS, la clase política es el segundo problema de España. Aparece en casi la mitad de las encuestas y bate récord histórico desde que se hace el estudio ¿Tenemos la necesidad de seguir enfrentando a la ciudadanía y crispando más a la población? O cambiamos las dinámicas o peligrará la democracia.

Revertebrar lazos de confianza, así como volver a poner a la política al servicio de la ciudadanía nos llevaría a reducir este indicador y relanzar el Estado; las instituciones de todos y también a los partidos. ¿Se siente Ciudadanos responsable en esta tarea? Cualquier partido, con algo de ética y sentido común, debería sentirse responsable y trabajar para revertir esta situación.

Para dejar de dividir y generar confianza no se puede aprobar el pin parental. Ciudadanos debería pasar de la Ley de Murphy o la del 'cuanto peor mejor', que tan de moda está últimamente, a la Teoría Evolutiva de Darwin, que no a la ley del más fuerte. No es necesario luchar contra los derechos fundamentales de las niñas, censurar el derecho a la educación de los niños o «cuestionar los principios éticos amparados en la Constitución», en palabras de su portavoz en la Asamblea Regional, Juan José Molina.

Si se aprobara el pin parental, ¿en qué situación dejaríamos a los niños y niñas que sufren bullying por su condición sexual, en los colegios y sus padres no los dejan asistir a las charlas? ¿En qué situación dejaríamos a las niñas a las que sus parejas les cuestionan amistades, juzgan su manera de vestir o registran redes sociales? ¿Sobre quién recaería la responsabilidad de los niños trans que se suiciden o las mujeres que sean asesinadas en manos de sus parejas?

Tenemos la oportunidad de romper con las malas dinámicas, tenéis la oportunidad de demostrarnos a los que tenemos otras ideologías pero, sobre todo, a los que militamos en el activismo LGTBi que la situación vivida en el Orgullo de Madrid sea de verdad pasado. Que seamos los propios activistas los que os reclamemos en las manifestaciones. Cuantos más partidos asuman y defiendan los derechos individuales, mejor será la vida de las minorías. Volver a la senda del constitucionalismo, de la moderación y de la defensa de las libertades nos vendrá bien a los murcianos y a las murcianas. Os necesitamos los demócratas, os necesita la ciudadanía.