Menudo debate de investidura, hubo más tensión que 'hacer de vientre en un bar sin pestillo en el baño'. Menudo nivel más bajo y, sobre todo que irresponsabilidad de nuestros políticos: lo único que están haciendo es trasladar a la calle más crispación. Me ha quedado claro después de estos días de debate en el que brillaron por su ausencia las propuestas de gobernabilidad de la derecha, que esta legislatura, y el Congreso de los Diputados va a ser un cuadrilátero marcado por el insulto y la manipulación política. Eso sí, una cosa les digo, señorías, tienen sobresaliente cum laude en lo que a política espectáculo se refiere.

Meritxell Batet presentó a los púgiles uno a uno y fueron saliendo al ring, dispuestos a intercambiarse directos. Visto así podríamos pensar que estábamos ante una nueva versión de Rocky IV, pero la realidad fue mucho más bizarra y lo que vimos fue Yo hice a Roque III.

Desde la cara de descomposición que me llamó la atención de Pablo Casado, que parecía que estaba a punto de romper a llorar cual pataleta de niño al que no le dejan entrar al combate, llegó el señor de verde a lo Mike Tyson mordiendo orejas y dando cabezazos, diputándose el cinturón de campeón de la oposición. Mientras entre los pesos pluma encontramos a Inés Arrimadas cual esparrin sin opciones de pelear por el título; solo le queda esperar a que salga el último para barrer y cerrar la persiana.

Y, entre tanto despropósito, aparece Aitor (Mohammed Ali) Esteban, volando como una mariposa y picando como una abeja, dando lecciones de clase política, sentido común, y aunque muchos se hagan cruces, un coherente sentido de Estado.

Y ahora me voy a poner seria, voy a dejar el saco de boxeo y les voy a decir algo complicado para mí, nos guste o no. ERC y Bildu son partidos legales con representación en el arco parlamentario. Han sido votados por miles de ciudadanos y han condenado la violencia. Es complicado, lo sé. Escuece, lo sé. No les pido que olvidemos, pero sí les pido que avancemos, no sigamos anclados en el pasado y miremos al futuro, no se suban al carro de repetir los mantras de la ultraderecha. ETA se disolvió en 2011, y no va a volver. Ha sido un acuerdo de investidura legítimo y responsable por la gobernabilidad del país. No crean que no me ha costado llegar hasta aquí si saben de donde vengo, pero creo justo y necesario no dejarse llevar por el estómago y el populismo barato que lo único que quiere es polarizar y arengar a la calle para que no se hable de lo importante.

¿Recuerdan la última vez que en el Congreso se habló de pensiones? ¿O de dependencia? ¿O de la eutanasia? Es el momento de retomar lo que a cada uno de nosotros, cuando suena el despertador, nos importa. Basta de discursos partidistas con el horizonte en elecciones lejanas para ganar puntos en la calle.

Legislatura muy complicada por delante, con una derecha blindada a la que le importamos más bien poco, van a ponerse en guardia e intentar dejar KO al Gobierno de coalición a base de golpes bajos. Pónganse el protector bucal, compren linimento y colóquense los guantes, entrenen duro, quizá no lleguemos al último asalto, pero cada round merecerá la pena. Es el momento de combatir por los derechos sociales.

Y recuerden. «Imposible es solo una palabra que usan os hombres débiles para vivir fácilmente en el mundo que se les dio, sin atreverse a explorar el poder que tiene para cambiarlo. Imposible no es un hecho, es una opinión. Imposible no es una declaración, es un reto. Imposible es potencial. Imposible es temporal. Imposible no es nada». Mohammad Ali.