Qué mente retorcida habrá escrito en ese acuerdo de la diabólica coalición progresista que «se desarrollará una política económica orientada a potenciar el crecimiento sostenible y la creación de empleo, garantizando la estabilidad financiera y fiscal, desarrollando una política social activa que reduzca la desigualdad, combata la precariedad del mercado laboral, garantice un trabajo digno, estable y de calidad, y unas pensiones justas, e impulsando las transformaciones estructurales que posibiliten el crecimiento potencial, la productividad, la capacidad de creación de empleo de calidad y la competitividad de la economía española con el objetivo de modernizar el sistema productivo, hacer efectiva la transición ecológica y sentar las bases de un crecimiento sostenible e inclusivo».

He aquí una descripción precisa de un mundo inhabitable que, sin ninguna duda, es el mejor reflejo de esa dictadura progre que nos quieren imponer todos los enemigos de España juntos en ese Gobierno ilegítimo que, si no lo impide quien tiene posibilidades de hacerlo, nos amargará la vida en este tranquilo rincón de la España eterna, que tanto nos ha costado preservar y regar, durante los próximos cuatro años.

Justo ahora que habíamos conseguido que en 2018 el crecimiento del PIB (Producto Interior Bruto) de la Región de Murcia fuese del 1,5% con respecto al año anterior, el más bajo de todas las Comunidades autónomas, que, además, anuncia la verdadera senda de un crecimiento insostenible. Pero que nadie se asuste porque, como está suficientemente probado, el crecimiento insostenible no mata, ni siquiera te empobrece, amable lector.

Ya nos hemos encargado nosotros de meter en cintura a casi todos los recursos productivos para que el crecimiento insostenible sea una realidad. Como muestra un botón: si en 2010 el coste laboral era de 2.362 euros mensuales, en 2018 ya habíamos conseguido bajarlo a 2.274 euros. El coste laboral se compone del salario que cobran los trabajadores y algunos derechos de futuro, como las pensiones o las prestaciones por desempleo; así que, de una tacada, lo hemos empeorado todo. Por supuesto, también ha bajado el salario mensual en este periodo. Y eso no es todo: hemos incrementado la brecha salarial de género, más que nada para poner en su sitio a las mujeres, que están muy reivindicativas últimamente. Se van a hinchar a contratos temporales y a tiempo parcial; cosa que se verá favorecida por la feminización del desempleo, que nos hemos ocupado de reinstaurar a partir de 2013.

Si esto te parece poco, ten en cuenta que la renta real por habitante en la Región era de 20.400 euros en 2008 y de 19.100 euros en 2018. Ni te imaginas el esfuerzo que hemos tenido que hacer para que esto sea así, pero podrás hacerte una idea si tienes en cuenta que la renta corriente por habitante en la Región fue en 2018 el 81,7% del promedio español, del que la hemos alejado más de dos puntos porcentuales desde el inicio de la Gran Depresión.

Vaya si hemos metido en cintura al factor trabajo. Mira otro dato, aunque sea abusando un poco de tu paciencia: su productividad aparente (la del factor trabajo) fue en 2008 del 87,3% de la media española y en 2018 del 84,8%. La más baja de todas las Comunidades autónomas y con una sólida tendencia a reducirse año tras año. Si esto no es crecimiento insostenible que venga dios y lo vea.

Claro que los de la dictadura progre pueden dar al traste con los esfuerzos que hemos hecho para llegar hasta aquí, con la sola subida del Salario Mínimo Interprofesional, que quieren situar en el 60% del salario medio de España, como dicen que recomienda la Carta Social Europea. Esto es intolerable, porque la subida del Salario Mínimo destruye empleo e incluso puede matar, como el tabaco, poco a poco. Creación de empleo de calidad, dicen los muy insolventes. Con el empleo hay que hacer lo que hemos hecho nosotros, que teníamos una tasa de empleo del 56% en 2007 y hemos conseguido rebajarla al 49,4% en 2018. Sumado a que en 2007 estábamos a pleno empleo y en 2018 la tasa de paro fue del 16,8%.

A nosotros nos van a hablar de transición ecológica estos niñatos comunistas. A nosotros que tenemos el Mar Menor como los chorros del oro, y el aire, y el suelo, limpios como una patena; desde Cartagena hasta Yecla, desde Beniel a Puerto Lumbreras. Por no hablar del agua, porque si hablamos del agua me dan ganas de invadir Castilla-La Mancha, siempre dispuesta a robarnos lo que es nuestro, como Cataluña.

De estabilidad financiera y fiscal nos van a dar lecciones a nosotros, estos progres de mierda. Cuando casi has multiplicado por diez el máximo de déficit público permitido en el Objetivo de Estabilidad Presupuestaria, y vas ya por los diez mil millones de euros de deuda pública, no hay nadie sobre la tierra que pueda darte lecciones de estabilidad financiera y fiscal. Todavía no han visto todo lo que somos capaces de hacer rebajando impuestos a nuestros amigos, los propietarios del capital fijo, y del otro.

Temblando están ya quienes cobran esas 250.000 pensiones que tenía la Región a diciembre de 2019, porque cuando estos felones hablan de pensiones dignas y de procedimientos para que no pierdan poder de compra, hay que temerse lo peor. Con lo que nos ha costado que la pensión media en diciembre de 2019 fuese de 877 euros, la tercera más baja de todas las Comunidades y Ciudades autónomas, sólo por encima de las de Galicia y Extremadura.

Con lo que nos ha costado situar a la Región en la primera división de las Comunidades autónomas por su riesgo de pobreza y exclusión, y estos malditos rompepatrias van a venir a tirarlo todo por la borda.