Se trata del yacimiento arqueológico más grande de Europa de sus características con unas dimensiones gigantescas si se compara con otros restos aparecidos en distintas ciudades. Y uno de los más importantes por contener una trama urbana hasta ahora inédita en un terreno tan extenso. En definitiva, unos 24.000 metros cuadrados que son una mina de oro para el municipio de Murcia y también para la Región.

Atrás quedó ya la inacción del pasado y la falta de interés por parte de las administraciones que estuvieron años mirando para otro lado desde que el movimiento ciudadano paralizó con sus protestas la construcción de un aparcamiento subterráneo que habría supuesto la destrucción completa del arrabal de los siglos XII y XIII del centro de la ciudad, que cada día nos sorprende más por todo lo que alberga en sus dominios.

La llegada de los expertos de la UMU ha sido clave para conocer su pasado y para confirmar que, lejos de agotarse los descubrimientos en cada campaña, el motivo para seguir adelante crece y se hace cada vez más necesario.

Hasta tres concursos de ideas se han tenido que llevar a cabo para creer que es posible su recuperación y en ese contexto ha sido clave la entrada en juego del Ministerio de Fomento de la mano del murciano y secretario de Estado, Pedro Saura. También el apoyo del alcalde, José Ballesta, que implicó a la Universidad de Murcia, y convenció al Gobierno central de la necesidad de invertir en estos restos arqueológicos.

La fase 0 del proyecto de recuperación va por buen camino y ya se tiene claro cuál es el proyecto a llevar a cabo y el presupuesto necesario. Casi 18 millones que deberán ser sufragados por las tres administraciones a razón de un 40% el Ministerio de Fomento y un 30% tanto el Ayuntamiento de Murcia como la Comunidad. Y ahí puede estar el problema. De momento ni el Estado ni el Gobierno regional han podido presentar sus presupuestos para el próximo año donde se deberá recoger la inversión de San Esteban en una licitación que le corresponde al Ministerio.

La Comunidad parece que no tiene prisa para aprobar sus cuentas del 2020 mientras que el Ministerio está de manera interina resolviendo lo más perentorio a la espera de que haya un pacto de gobierno que no se sabe cuándo se producirá, o si por el contrario hay de nuevo elecciones. El yacimiento de San Esteban necesita más que nunca de estos dos actores para continuar con la fase I, que contempla la construcción del Centro de Interpretación que convierta el arrabal en un polo que atraiga el turismo cultural del resto de España y del extranjero.

Tras esta etapa, quedarían aún la fase II y la fase III, que recogen la puesta en valor de la totalidad del complejo donde se han hallado 75 viviendas de diferente valor arquitectónico, cuatro recintos, 24 calles, así como un cementerio árabe y un oratorio. En llegar a la fase 0 se ha tardado casi una década. Lo deseable es que la fase I comience cuanto antes y San Esteban deje de estar varado y salga de la encrucijada en la que se encuentra por las dudas que planean sobre él por esa financiación a tres bandas. Por nadie pase.