La portavoz del Gobierno, Ana Martínez Vidal, sufre probablemente un problema de comprensión lectora, al menos en lo que se refiere a mi artículo de ayer, pues no quiero pensar que su reacción al mismo derive de los prejuicios y obsesiones que la han llevado a crear el hashtag #Esperandosentencia, que también se basa en la misma incomprensión, y pudiera sospecharse que dispone de información privilegiada sobre una cuestión que toda lógica indica que le será adversa, en cuyo caso me he prometido no hacer publicidad.

El siguiente entrecomillado incluye la exacta referencia que de manera colateral se refería a ella en mi artículo sobre el papel del consejero de Presidencia y Hacienda, Javier Celdrán, ante el envite político de los Presupuestos para 2020. Ahí va: [Javier Celdrán] «insta de manera paternal a la portavoz, Martínez Vidal, para que comparta en las ruedas de prensa posteriores a los Consejos las consignas del PP, lo que consigue a veces. Celdrán es un portavoz diferido».

Respuesta de la consejera en su cuenta de Twitter (perdonen la reproducción literal): «Las mujeres tenemos q seguir luchando para no ser tratadas como seres inferiores, es el machismo reinante en la sociedad. Prueba de ello es el artículo del #JefedeOpinión de @diariolaopinion. 11 rdp [se supone que significa 'ruedas de prensa'] y 1 acompañada de @jacello [el perfil en esa red de Celdrán] por tratar temas de financiación».

Juzguen los lectores dónde está el machismo de mi comentario. Habrá que explicarlo palabra a palabra: cuando digo que Celdrán insta 'de manera paternal' a la portavoz no indico que ella acepte tal paternalismo, sino que ésta es una actitud de Celdrán. Y digo, y se entiende, que las sugerencias de Celdrán para que Martínez Vidal haga caso de sus indicaciones solo son atendidas 'a veces', lo que puede entenderse como un elogio a la independencia de criterio de la consejera. Y cuando ésta reproduce los argumentos de Celdrán será porque los comparte, pues al fin y al cabo un Gobierno es una entidad colegiada.

La portavoz ha interpretado por su cuenta que en mi artículo aludía a la presencia de Celdrán a su lado en las ruedas de prensa posteriores a los Consejos de Gobierno, que ella cifra en un total de una entre once. Para nada está en el texto. Es más: yo soy muy partidario de que, cuando hay alguna decisión importante del Consejo de Gobierno, cosa que ocurre muy escasamente, comparezca junto a la portavoz el titular o titulares de las consejerías concernidas en esa decisión, como hacen con frecuencia en su caso los ministros del Gobierno nacional. Quien mejor puede explicar una decisión trascendente es quien se encargará de llevarla a cabo, y eso no menoscaba al portavoz oficial.

No me refería en el breve párrafo en que aludí a la consejera a que Celdrán la suplantara o le restara cámara en las comparecencias públicas, sino, como queda bien expreso, a que el de Presidencia le sugiere lo que se ha de decir en las ruedas de prensa, algo muy legítimo por su parte, tanto como el hecho que señalo de que Martínez Vidal solo atiende esas indicaciones 'a veces'. En mi artículo no hablaba de Martínez Vidal, sino de Celdrán y de su lógica intención de influir en las posiciones de Ciudadanos y en la imagen pública del Gobierno que la portavoz transmite.

Hay una última frase en las líneas en que aludo a Martínez Vidal. Digo: «Celdrán es un portavoz diferido». Claro que sí. Quienes hemos conocido el modelo anterior (la portavocía de Noelia Arroyo) sabemos que ese cargo iba entonces unido a muchas más cosas. Entre otras, a la coordinación de los gabinetes de prensa de las distintas consejerías y a la centralita donde se deciden campañas, filtraciones, castigos a los no afines y estrategias generales de comunicación. Esa estructura está en manos de Celdrán, ubicada en San Esteban, a un tiro de piedra del despacho del presidente de la Comunidad. Por tanto, no menosprecio la dedicación de Martínez Vidal, sino explico que el aparato de comunicación del Gobierno ya no reside, como antes, en la portavocía, sino que la parte sustantiva está gestionada desde Presidencia, con un equipo bien nutrido y aleccionado. ¿Donde está la perspectiva machista en esta descripción? Da la casualidad, además, de que el equipo de Celdrán al respecto está dirigido por una mujer con cargo equivalente al de consejera.

Dicho lo anterior, toca un poco las narices que quien es consejera del Gobierno gracias al apoyo parlamentario de un partido como Vox reparta carnés de machismo a los periodistas con los que no empatiza. Y sorprende que la interpretación de ese 'feminismo liberal' de nuevo cuño se instrumente tan previsiblemente como escudo de cualquier tipo de alusión (en este caso, ni siquiera negativa) que no complazca a ciertas mujeres con responsabilidades políticas. No es serio, pero, en fin, es lo que hay.